Víctor Muñoz, como tenía previsto, concentró a sus jugadores al llegar de Viena y retrasó el entrenamiento matinal una hora --empezó al mediodía--, pero aun así la plantilla apenas dispuso de unas seis horas para dormir, por lo que en la sesión se vieron muchas caras de sueño y algunos bostezos. De hecho, algunos futbolistas fueron a entrenarse con el traje oficial, sin haber pasado por casa. Como es habitual, los titulares trabajaron con suavidad, mientras que la sesión fue más intensa, circuito físico incluido, para el resto.