A la penúltima etapa antes de la hora de la verdad, el CAI Zaragoza acude con una profunda crisis de ansiedad y en busca de sí mismo. En Tarragona, Alfred Julbe y sus jugadores esperan que les salga el sol después de dos meses de noche cerrada (sólo dos triunfos en las últimas diez jornadas), en los que han sufrido un doloroso proceso degenerativo: de un equipo intratable, que llegó a ser líder de la LEB y que fue generoso con el espectáculo, ha pasado a ser un muñegote con el que juegan sus rivales. Esta noche, en Tarragona, la plantilla tratará de hacer el último esfuerzo para acabar entre los cuatro primeros. El CAI jugará con sólo un americano (Otis Hill) después de que Lester Earl rescindiera su contrato con el club el pasado domingo.

A doce días del comienzo de los playoffs , además de ganar para despejar dudas y recuperar una parte de la confianza destruida en todos estos partidos, el CAI tiene una misión imprescindible: que su juego vuelva a dar señales de vida y se parezca a aquél que dominó la Liga.

EL PERFIL DEL RIVAL Cualquier racha estrepitosamente negativa, como es ésta por la que atraviesa el CAI, se cura de la misma manera: ganando y convenciendo. Tras las decepciones de Huelva y La Palma, el rival de esta noche responde a un perfil similar. El Tarragona, que es duodécimo y tiene ya el billete de la permanencia, apura sus últimas opciones de colarse en los playoffs , para los que no depende de sí mismo. Entrenado por Salva Maldonado, que relevó a Pep Clarós, el Tarragona no ha cumplido las expectativas para las que se construyó: vivir entre los ocho primeros clasificados.

Lastrado por el bajísimo porcentaje de acierto en el tiro exterior (30% de tres, el peor tras el 29% del Ourense), por el ínfimo rendimiento de alguno de sus refuerzos estrella (F.J. Martín sólo acredita un 25% de tres) y por una plantilla con jugadores de características muy similares en todos los puestos, el equipo catalán se sostiene por sus dos americanos. Anthony Douglas, un ala-pívot, es el máximo anotador con una media cercana a los 15 puntos, mientras que Todd Fuller, un exNBA, es el noveno jugador en valoración de la LEB (17,09) y el mejor reboteador de la plantilla (8,1 rebotes de media). El Tarragona, dirigido por Millera y que tiene la baja de Del Tío, sufre lo indecible para anotar.