Lejos de mejorar, de ofrecer siquiera algún síntoma de recuperación, el Tecnyconta Zaragoza confirmó en Madrid su caída libre. De nuevo ofreció una pobre actuación colectiva y dio la sensación de equipo desconectado, sin ideas, sin argumentos, sin capacidad de reacción ni de victoria. Perdió ante un Movistar Estudiantes (94-78) que no precisó hacer el partido de su vida para ganar seis jornadas después pero, un día más, peor que el resultado fue la imagen ofrecida. El equipo pareció paralizado, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar, los jugadores se miraban unos a otros y al banquillo sin comprender qué estaba pasando.

El cambio ha sido radical. Hace dos semanas el Tecnyconta era un equipo que, ganara o perdiera, se dejaba el alma, peleaba hasta el último segundo y se comportaba como un equipo unido. Las últimas dos jornadas no ha dejado ni rastro de ese espíritu colectivo, no se aplica con la misma agresividad en defensa y no encuentra los caminos en ataque. Ayer Jelovac volvió a ser la referencia en un día en el que tampoco brilló especialmente y en el que el acierto exterior volvió a ser demasiado pobre porque el juego aragonés fue tan estático que nunca encontraba a los tiradores en buena posición. Para cuando quiso aprovechar su juego interior ya era tarde. En realidad, pareció tarde desde el principio porque el equipo nunca dio la sensación de poder pelear el partido. Hizo la goma en el marcador pero las veces que se acercó fue más por los errores locales que por los aciertos propios y nunca tuvo la fe necesaria.

El Estudiantes llegó a tener una renta de 19 puntos (80-61, minuto 34) después de que el Tecnyconta desperdiciara hasta cuatro ataques consecutivos para reducir la distancia por debajo de los seis puntos al final del tercer cuarto. No solamente no aprovechó la oportunidad sino que encajó otros 29 puntos en los últimos diez minutos. Recibió 94 de un equipo que estaba haciendo 80 de media. Volvió a perder de manera justa para instalarse en la zona baja de la clasificación por méritos propios.