A falta de siete días exactos para que el Real Zaragoza inicie la pretemporada --el próximo domingo día 11 están citados los jugadores por la mañana para pasar unas pruebas médicas en La Romareda--, el equipo que se pretende construir para una temporada muy exigente muestra vacíos abismales en su estructura. Se han cerrado dos fichajes, Aranzabal y Oscar, pero no se ha logrado vertebrar un conjunto más o menos fiable antes de partir hacia Nyón. Aunque queda tiempo, será difícil que Víctor Muñoz, quien ya ha dejado patente su preocupación por el estado de las cosas, salga hacia tierras suizas con los refuerzos que pidió, uno por línea. En el viaje están incluidos Dorado, Camacho, César Jiménez... Todos ellos con complicada continuidad una vez finalice el trabajo de pretemporada y comience el fuego real, las competiciones oficiales.

Lo más probable es que el entrenador tenga que improvisar, un aspecto que detesta el técnico aragonés, mientras el club sigue con unas negociaciones tan lentas como inciertas. Por el momento, Dani ha dado su palabra a otro equipo. ¿Una mala noticia? Quizá haya un exceso de fijación en los técnicos en perseguir a futbolistas que no son tan insustituibles, lo que ha restringido una mirada más amplia y flexible al mercado en búsqueda de alternativas. Si el verano anterior existía un claro desencuentro entre las ideas de la dirección deportiva y el entonces preparador Paco Flores, en esta ocasión la tirantez se ha trasladado a la relación con el director gerente, Jerónimo Suárez, por considerar que su gestión, dura y supervisada por Soláns, ralentiza las operaciones.

La portería

César Láinez es el titular y el único en el que confía de verdad el cuerpo técnico, pero esa posición exige otro portero de altura, un recambio de seguridad para el canterano, cuyos problemas con las rodillas no aconsejan sobrecargarle con tanto partido de por medio. Peinado el mercado con escaso éxito (Frei, Ricardo, César, Isaksson, Luis García...) para posibles cesiones, el canterano no tiene sustituto porque Valbuena no cuenta y a Zaparaín se le ve sin la madurez suficiente. A Valbuena se la mostrado la puerta de salida, pero, según transcurren los acontecimientos, no extrañaría verle de nuevo a la sombra de un Láinez a quien no le une precisamente la amistad.

La defensa

Alvaro y Milito forman una competente pareja de centrales, y Cuartero se destapó el pasado ejercicio como un más que correcto lateral derecho, una importante avance en su carrera que deberá ratificar. La llegada de Aranzabal aumenta las prestaciones en la izquierda, donde, en un principio, Toledo será su recambio natural. Esa aparente solidez se sostiene sobre un peligroso supuesto: que todos ellos sobrevivan sin lesiones y con el menor número de tarjetas posible a un curso muy largo. Cualquier contratiempo podría desmontar esa línea y dejarla a la intemperie. La defensa es un bonito espejismo que engaña a primera vista.

El centro del campo

Sin Movilla o alguien que se le parezca, el centro del campo presenta un aspecto desolador. La insistencia en El Pelado es lógica y se comprende, pero el futbolista quiere jugar en el Atlético de Madrid. Su petición económica, 5,5 millones de euros netos y no brutos como le ofrece el club, abre un amplio debate si con esa cantidad no existe otro mediocentro de sus características y más joven. El problema de Movi puede resolverse con dinero, pero no el de Ponzio, que se anuncia titular cuando el argentino es un escudero de segundo orden. Generelo cuenta con las simpatías del entrenador, mucho más que Soriano, invitado a irse. El eje está en el aire, y las bandas, en manos del inconsistente Galletti, del despertar definitivo de Cani y de un intermitente Savio (Pirri también figura en el listado). Hay más promesa que solvencia. Mal asunto.

La delantera

Si a Oscar se le incluye en este apartado es por dar mayor número de representantes (Drulic, Bilic, Yordi y Espadas esperan sin prisa sus salidas) a un puesto en el que para los técnicos sólo figura Villa, el más grande sin dudas. Oscar es una buena compra, pero pertenece al mundo de los futbolistas de enlace, a veces con gol y otras, no. Dejar a Villa solo ante el peligro en esta ocasión es una auténtica barbaridad. El asturiano tiró del equipo con sus goles hasta salvarlo, si bien ya es popular tras su debut en la élite y los rivales le van a dedicar más atención. Supercopa, Liga, UEFA, Copa. El Guaje necesita aire y un compañero que le secunde en el campo o en el banquillo.