En la edición del pasado miércoles este diario publicó un delicioso reportaje, obra de Luis Fando, en el que glosaba la alocada, lujuriosa e irresponsable vida como jugador de fútbol de Pennant en su surrealista paso por el Real Zaragoza. Todo a partir de una biografía que recientemente ha lanzado al mercado con una singular mirada. Ese indignante pero divertido relato del futbolista inglés, todo a la vez, resulta una cruda y descarnada metáfora de lo que vivió el Zaragoza en los terribles años de Agapito Iglesias al mando de la sociedad.

Aquellos tiempos de despendole dejaron unas secuelas muy duras y una herencia pesadísima, que temporadas después continúa oprimiendo el presente y amenazando el corto y el medio plazo. En algunos aspectos, esa profunda herida empieza por fin a sanar. El terreno social es el ejemplo más visible. El club camina ya hacia los 25.000 abonados, la cifra más alta del último decenio, consecuencia directa de la recuperación de la ilusión que obró el equipo de la temporada pasada a pesar de no culminar el ascenso en una mala tarde contra el Numancia y después de despertar las más nobles y vibrantes esperanzas. A la masa social del Zaragoza están llegando nuevas generaciones, muchos jóvenes y adolescentes, presente y futuro adelantado al presente, un vendaval de chicos y chicas que no han visto a su equipo campeonar, sin heridas en el corazón, solo impulsados por el sentimiento de pertenencia, por la ilusión de formar parte de un sueño y por la fuerza de su poderosa juventud.

Queda por tapar el profundo agujero económico y encontrar el camino definitivo hacia el éxito deportivo, si es que estas dos variables no están irremediablemente unidas. La Sociedad Anónima arrastra todavía una deuda que ronda los 80 millones de euros, una losa tremenda que condiciona los límites salariales y lo suficientemente grande como para seguir mirándola con respeto. Hoy el Zaragoza de Idiakez emprende el desafío del ascenso, la solución a todos los problemas. El técnico se encuentra ante una oportunidad personal única. Enorme. Está al mando del Zaragoza de la ilusión.