Llovía. Hacía tres días que el Real Madrid había ganado en el Camp Nou (2-3), en partido de Liga. El 3-0 de Portmand Road, por más o menos Ipswich Town que fuese, pesaba como una losa. Parecía un muro insalvable.

Llovía y Johan Cruyff anotó el primer gol, tras un córner sacado por su amigo Charly. Después vino el segundo del Profeta. Y el penalti marcado por Rexach. 3-0 y penaltis. Así fue la primera remontada histórica del Barcelona. «Dos días antes de recibir al Ipswich estábamos convencidos de que remontábamos. Ni siquiera practicamos los penaltis. Bueno, ya sabes, después de los entrenamientos me quedaba para que me tirasen tres o cuatro, pero eso lo hacíamos siempre, como diversión», explica Pello Artola.

La segunda gran remontada es obra del Torito Zuviría. «En Heysel el Anderlecht nos ganó 3-0 porque el árbitro nos machacó, nos robó dos goles ilegales y permitió que cosieran a patadas a Paco (Martínez) y Heredia», cuenta Zuviría. «Al abandonar Heysel, Milonguita y yo nos juramentamos de que remontaríamos». Así fue en los penaltis.

Luego llegó la noche de Goteborg. La gesta de Pichi Alonso. «Si yo, que no soy digno de atarle las botas a Messi, chuté cinco veces a puerta y metí tres goles ¡qué no será capaz de lograr Messi!» Pichi cree. «Aquel Goteborg no tiene nada que ver con este PSG ¡pero aquel Barça, tampoco tiene nada que ver con el actual!». Y la noche del Dream Team frente al Dinamo de Kiev. 3-1 en la ida. En la vuelta, el Barça fue una máquina: cuatro goles (Laudrup, Bakero, dos, y Koeman). «Es el vídeo que hay que mostrar a los jóvenes para que sepan lo que es el fútbol espectáculo», dice Bakero. Como colofón, la noche de Rivaldo. El Barça venía de un 3-1 en campo del Chelsea. El brasileño hizo dos goles. «En noches así no hay término medio. O es un drama o fantástico. Si salta la chispa entre el público y el equipo, el Camp Nou es increíble», recordaba Cruyff.