Andy Roddick abandonó la pista cabizbajo, con la vista fija en el suelo y posiblemente maldiciendo el día en que se atrevió a pensar que sería capaz de ganar la Copa Davis en tierra y contra España.

El estadounidense jugó ayer su mejor partido en esa superficie desde que plantó cara a Michael Chang en Roland Garros hace un par de años, pero no le sirvió de nada. Rafael Nadal, el mismo jugador al que había destrozado este año en tres sets en el Abierto de Estados Unidos, hizo trizas sus aspiraciones y las de Estados Unidos, al conseguir el segundo punto de la final tras derrotarle por 6-7 (6-8), 6-2, 7-6 (8-6) y 6-2, después de que Carlos Moy hubiese hecho lo propio con Mardy Fish por 6-4, 6-2 y 6-3.

Ni Moy ni Nadal tenían una misión fácil en el estadio de La Cartuja de Sevilla. Uno debía encarrilar la final y el otro casi rematarla.

"Todos contaban con mi punto, pero había que ganarlo en la pista, no fuera", valoraba Moy tras lograr su objetivo. Un primer punto con el que todos contaban para empezar a soñar con la Copa Davis. El mallorquín empezó tenso y nervioso. En los dos primeros juegos no ganó ni un punto a Fish y hasta después de 17 minutos no logró el primer juego (1-3). Pero a partir de ese instante ya no dejó escapar su ocasión. Moy no cedió ni un servicio más y rompió en seis ocasiones el de Fish hasta poder celebrar la victoria en 1 hora y 57 minutos.

BATALLA INFERNAL Más tiempo necesitó Nadal para conseguir la segunda parte de la misión. El joven mallorquín necesitó 3 horas y 38 minutos para deshacerse del buque insignia americano. No lo tuvo fácil. Roddick le esperaba al otro lado de la red lanzando misiles a más de 200 kms/h. Así confiaba ganar el estadounidense su punto. Pero ayer se cruzó con un rival que estaba dispuesto a devolverle sus misiles con restos aún más fuertes y colocados. Nadal entró como un toro dispuesto a plantar cara. Si Roddick le enviaba una bola a 239 Kms/h (su saque más rápido ayer), el mallorquín se la devolvía con el resto más dificil a sus pies. Roddick lo veía y no podía creerlo. Del 0-2 inicial se encontró una hora más tarde disputando el tie break que logró ganar, después de haber ido 2-5 en contra.

El partido se jugó a un ritmo infernal, sin ningún tipo de concesiones y con los dos tenistas jugándose a winners (golpes ganadores) cada punto. La batalla encendió las gradas que, por primera vez, se convirtieron en la caldera que esperaban los españoles.

El estadounidense, que este año ha ganado el 81% de sus primeros saques, sólo pudo lograr ayer 14 aces y 8 puntos de servicio. Poco botín para un jugador que basa su juego en esa arma (ha logrado 1.027 aces este año en el circuito) y en su potente golpe de derecha.

Roddick sacó todo su arsenal desde el primer set, pero el esfuerzo lo pagó durante el resto del partido. Nadal no se dejó intimidar. Le plantó cara con un juego espectacular, un golpe de derecha que colocaba en cualquier ángulo de la pista o pasingh shots que acababan con las subidas hacia la red del americano, más agresivo que nunca.

Roddick pudo haber entrado de nuevo en el partido si hubiera ganado la tercera manga en la que forzó un nuevo tie break , pero Nadal no le dejó aprovechar esa oportunidad. El estadounidense tuvo un set ball con 5-6, pero el mallorquín lo salvó con su servicio. Fue el final anunciado de la derrota. Ya no habría más. En el último set Roddick se entregó en menos de 28 minutos. Sólo pudo ganar dos juegos más antes de que Nadal se tirara de espaldas sobre la tierra para festejar su triunfo, después de que Roddick enviara otra derecha más (falló 37) fuera de los límites de la línea de fondo.