Como cada cuatro años, el atletismo español espera un renacimiento. Coincide esta fecha no con los Juegos Olímpicos, el máximo escaparate mundial, sino con unos campeonatos más domésticos y al alcance del cada vez más menguado potencial de España. Los Campeonatos de Europa suponen esa cita en la que algunos de esos atletas, habitualmente ensombrecidos por los velocistas caribeños, los fondistas africanos o los vallistas y saltadores norteamericanos, encuentran un resquicio en el que brillar. La pista mágica Letzigrund de Zúrich (desde hoy hasta el domingo) acoge estos Europeos en los que España perseguirá unas pocas medallas y algunas posiciones más de finalistas (ocho primeros). Entre todos ellos, tres aragoneses, Isabel Macías en el 1.500, María José Poves en 20 km marcha y Toni Abadía en el 5.000

Lejos queda, sin embargo, aquel techo alcanzado en Múnich en el año 2002, con 15 medallas (6 de ellas de oro) y 28 finalistas. Más de una década y varias operaciones antidopaje después, el atletismo español ya no está en condiciones de picar tan alto. Pero con un nuevo director técnico (el extriplista Ramón Cid) y la llegada de una nueva generación de especialistas (33 de los 74 seleccionados debutarán en unos Europeos), la delegación española espera consolidar algunos brotes verdes que van surgiendo, a la vez que fía sus esperanzas en la veteranía más dorada que aún sigue firmemente en pie, pese a todo.

¿Punto de inflexión?

España sigue una trayectoria descendente desde Múnich 2002. Logró 11 medallas en Gotemburgo 2006, 7 en Barcelona 2010 (pese a jugar en casa) y solo 4 en Helsinki 2012, en la primera edición de esos campeonatos que la Asociación Europea de Atletismo (AEA) se ha inventado en años olímpicos para exprimir un poco más la vaca atlética.

Esta vez, en Zúrich (ciudad que cada año acoge la reunión de un día más importante del calendario), volverán a estar los mejores en un programa completo, que incluye maratón y pruebas de marcha, cosa que no sucedió en Helsinki, donde muchos se reservaron para los Juegos de Londres. Quizá por eso, los medallistas en la capital finlandesa (Ruth Beitia, que fue campeona; Luis Felipe Méliz, plata en longitud; y David Bustos y Víctor García, bronce en 1.500 y 3.000 obstáculos) lo tendrán un poco más difícil para repetir el mismo escalón del podio.

De momento, para buscar ese renacer cuatrienal y el punto de inflexión que revierta la tendencia a la baja, Ramón Cid ha hablado de aspirar a entre cuatro y seis medallas y a entre 12 y 15 puestos de finalistas, si bien su primer éxito, asegura, es haber clasificado (con las marcas mínimas de rigor endurecidas por la propia federación española) a un total de 74 atletas (43 hombres y 31 mujeres), la tercera delegación más numerosa de la historia. ñA nadie se le ha regalado nada, y eso que ha habido las mínimas más duras de las cinco últimas ediciones. Eso ya es un éxito. España estará representada en todos los sectores del atletismo, excepto en combinadas, y en 40 de las 47 pruebas posiblesO, asegura Cid.

Pero una cosa es la cantidad y otra, la excelencia. Una cosa es ñla mesetaO y otra ñlos picosO, según terminología del propio seleccionador. Y para alcanzar esos puntos álgidos, alguien que destaque, Cid cuenta con veteranos y algún joven. Ruth Beitia defenderá su título en altura con garantías, a pesar de que este año sus 1,99 han sido superados por tres saltadoras europeas. Víctor García también quiere repetir podio en los obstáculos, lo mismo que David Bustos en 1.500 metros. Miguel Ángel López, el marchador que fue medallista de bronce en los Mundiales absolutos del pasado año en Moscú, también está entre los favoritos en todas las quinielas. Debería estar en ellas también el saltador de longitud Eusebio Cáceres, cuarto en Moscú con 8,26 metros, aunque para ello deberá mejorar notablemente los cortos 8,08 que ha acreditado en este 2014, 11ª marca europea del año.

Los atletas españoles, muy poco relevantes en el panorama mundial (solo dos, Beitia y López, están entre los 10 mejores del mundo este año), tienen una presencia más notable en el ámbito continental, con dos atletas entre los tres mejores (García y López), 11 más en el top 10 de marcas y 31 entre el top 20. Todo ello, sin embargo, hay que refrendarlo en Zúrich en una semana que solo será redonda si los pesos pesados rinden a su mejor nivel en el momento de la verdad. Y no solo los nombres conocidos, sino los que están llegando. Entre ellos destaca el pesista Boja Vivas, heredero de Manolo Martínez y ya por encima de los 21 metros (21,07, cuarta marca de Europa), el obstaculista Sebastián Martos (4°) y Antonio Abadía (9° en 5.000). Y entre los veteranos, David Bustos y Manuel Olmedo, que deben brillar en 1.500, y Nuria Fernández, que cumplirá 38 años el sábado, día de la final de 5.000 en la que debe estar.

Unas pocas estrellas

Por lo demás, la semana de Zúrich debe estar marcada por unas pocas estrellas. El doble campeón olímpico Mo Farah quiere doblar otra vez en 5.000 y 10.000, el pertiguista francés Renaud Lavillenie (6,16 en pista cubierta) parte como favorito, Christophe Lemaitre debe dominar los 100 y 200, Pascal Martinot-Lagarde los 110 vallas y, en altura, se producirá el gran duelo Bondarenko-Ukhov con el récord mundial de Sotomayor (2,45 metros) en serio peligro.