La selección española de balonmano tendrá un arranque cómodo en el Mundial de Alemania y Dinamarca, puesto que su primer rival hoy en Múnich (sede de toda su primera fase) será la débil Bahréin, selección a la que España goleó en su único enfrentamiento previo oficial, 33-22 en el Mundial de Suecia 2011. El duelo (20.30, Teledeporte) servirá para que los hombres de Jordi Ribera acaben de afinar su puesta a punto en un torneo en el que quieren hacer bueno el título europeo conquistado el año pasado y que otorga, además, una plaza olímpica para Tokio 2020 al campeón y seis plazas para poder disputar los preolímpicos.

«Lo primero es ganar, eso es lo más importante, y luego generar buenas sensaciones para los siguientes partidos», aseguró ayer Ribera, a cuyo equipo le esperan después citas de creciente dificultad ante Islandia (el domingo), Japón (lunes) y Macedonia (miércoles), para acabar con la dura Croacia (el jueves) esa primera fase en la que España debe quedar entre los tres primeros para pasar. Y mejor hacerlo con el primer puesto, ya que se arrastran para la ronda principal los puntos logrados ante los equipos también clasificados. «Aunque sobre el papel somos superiores, debemos demostrarlo», advirtió el portero Gonzalo Pérez de Vargas.