ESPAÑA1

JAPÓN3

3Goles: 0-1, m. 38: Hinata Miyazawa. 0-2, m. 57: Saori Takarada. 0-3, m. 65: Fuka Nagano. 1-3, m. 71: Candela Andújar.

3Árbitro: Stephanie Frappart (FRA). Mostró amarilla a Lucía Rodríguez (m.71), Laia Alexandri (m.77) y Jun Endo (m.79)

3España: Coll; Lucía Rodríguez (Fernández, min.71), Berta Pujadas, Laia Aleixandri, Carmen Menayo; Damaris Egurrola, Patri Guijarro, Maite Oroz (Sancho, min.80); Eva Navarro, Candela Andújar y Claudia Pina.

3Japón: Hannah Stambaugh; Asato Miyagawa, Hana Takahashi, Moeka Minami, Miyu Takahira; Honoka Hayashi, Hinata Miyazawa, Fuka Nagano, Saori Takarada; Riko Ueki (Muraoka, min.90) y Jun Endo.

Confesaba la centrocampista Paula Fernández que cuando se inició el Mundial sub-20 en la Bretaña francesa, en la concentración de la selección española la posibilidad de llegar a la final se contemplaba como «algo utópico, un sueño». Pues bien, el sueño se cumplió. Y en la final frente a Japón tocó despertar. Fue un despertar duro, muy cruel. Y no solo porque el intachable campeonato realizado por el conjunto de Pedro López había disparado las expectativas (como demuestra la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el estadio La Rabine, de Vannes), sino porque en la primera media hora de partido solo existió un equipo sobre el césped. Y no fue el que acabó ganando. No fue, desde luego, Japón.

La victoria final de las niponas (1-3) confirma la hegemonía asiática en la categoría (recogen el testigo de Corea del Norte, que se hizo con el triunfo en el Mundial sub-20, celebrado en el 2016 en Papúa Nueva Guinea) y corta la racha del fútbol femenino español, que en los últimos meses había conquistado las coronas europeas en las categorías de la sub-17 y la sub-19.

DOMINIO ESPAÑOL / España entró bien en el partido: dominando la posesión, imponiendo su físico en las jugadas a balón parado y llegando con peligro una y otra vez a la meta defendida (espléndidamente defendida) por Hannah Stambaugh. Los precisos desplazamientos largos de Patri Guijarro encontraban casi siempre a Eva Navarro, que en la punta derecha del ataque se convertía en una pesadilla para la ordenada defensa nipona. Pero los minutos iban pasando sin que el dominio y las ocasiones se transformaran en goles.

No había habido en el partido apenas noticias de Japón, selección que deslumbró en las semifinales frente a Inglaterra, hasta que en el minuto 38, Miyazawa, tras un caracoleo, se sacó de la bota derecha un disparo delicioso desde el balcón del área que pasó por encima de la portera mallorquina Cata Coll para acabar en la red. La selección española acusó el golpe; en los últimos cinco minutos de la primera parte sufrió más que en los 40 anteriores, y no se fue al vestuario con una desventaja de dos tantos gracias a que Coll evitó un gol cantado de Endo.

dos goles en diez minutos / La segunda parte fue muy diferente. La urgencia desdibujó el juego del combinado español, que se vio incapaz de mantener el control. Con el partido abierto, las japonesas aprovecharon las imprecisiones de sus rivales y explotaron su exquisita técnica para blindar la victoria con dos hermosos goles de Takarada (minuto 55) y Nagano (minuto 64). Vistos los méritos de unas y otras, el castigo ya no solo era injusto; era atrozmente cruel. A partir de ahí, el corazón empujó más que la cabeza (y que las piernas, muy castigadas por el esfuerzo de la primera parte) a las futbolistas españolas. Y fue el corazón el que empujó con toda la fuerza a Candela Andújar a cazar un buen centro en el segundo palo para batir a Stambaugh en el minuto 70. Quedaba tiempo para intentar un milagro que parecía imposible y que habría estado al alcance de la mano si en el minuto 72 un disparo de Claudia Pina que repelió con furia el travesaño hubiera ido un par de centímetros más abajo.

El paso del tiempo se alió con el orden de las japonesas para ir frenando el ímpetu de las jugadoras de la Rojita, cada vez más imprecisas, cada vez más exasperadas. Cata Coll evitó el cuarto con una intervención prodigiosa y el partido llegó a su conclusión con la alegría de las niponas y el llanto de las españolas. Lágrimas de plata. El final de un sueño que ha disparado el interés por el fútbol femenino en España. No es, para nada, un premio menor. En septiembre es el turno del Mundial absoluto.