Andy Roddick entró en la sala de prensa tarareando una canción y se sentó el último en un extremo de la mesa en la que estaban sus compañeros. Su amigo Mardy Fish le pasó uno de los dos micrófonos previstos para la conferencia de prensa del equipo estadounidense. ¿Qué pasa, sólo voy a hablar yo?", bromeó. Dos horas antes, en el mismo escenario, los españoles habían realizado la conferencia de prensa en un ambiente más frío y tenso.

Los rostros de Moyá, Ferrero, Robredo y Nadal delataban una preocupación que aparentemente no demostraron los estadounidenses. "¡USA, USA, USA...!" les animó a cantar el capitán Patrick McEnroe, mientras se hacían la foto con las manos unidas.

En el primer contacto oficial de los dos equipos con la prensa, los papeles parecían intercambiados. Escuchando a los protagonistas incluso podía dar la impresión de que los favoritos eran los estadounidenses. "Estamos preparados. El equipo se siente fuerte y está bien físicamente. Queremos desplegar nuestro mejor juego, con nuestro estilo ofensivo y de la forma más inteligente", valoró McEnroe.

UNA PISTA IMPRESIONANTE La espectacular pista en la que a partir del viernes les esperarán 26.000 personas es sólo un aliciente más. "Viéndola vacía es impresionante, así que llena no me puedo imaginar cómo será eso", confesó Roddick, la principal baza de los estadounidenses para aspirar al triunfo, aunque él se negó a aceptar ese papel. "Para ganar la Copa Davis mi equipo necesita tres puntos y yo soy uno más. Sólo pienso en empezar a jugar", dijo.

Tampoco demostraron estar preocupados por jugar en tierra aunque la última vez que lo hicieron en el 2000 se fueran de Santander con un 5-0. Incluso Fish se mostró más tranquilo ante los periodistas que en la pista donde estos días ya ha roto varias raquetas, desesperado. "Tenemos buenos resultados contra los españoles y aunque aquí será diferente, seguro, no se lo pondremos fácil", decía el número 2 estadounidense, aunque el G-3 no descarta que a última hora pudiera ser sustituido por Vincent Spadea, un especialista de tierra, que está en Sevilla como sparring .

Los estadounidenses son conscientes de que en Sevilla no tienen nada que perder. Nadie les criticará una derrota ante unos rivales que lo tienen todo a favor y que cuentan en sus filas con dos campeones de Roland Garros. La presión de ganar la tienen los españoles. "Cuando llegas a la final de un Grand Slam sabes que llevas dos semanas jugando bien. En la Copa Davis es una incógnita hasta que no empiezas a jugar, aunque me siento fuerte y preparado como el resto del equipo", decía Moyá.

Menos seguro parecía estar Ferrero. El valenciano lleva dos meses sin jugar después de perder en el primer partido que jugó en el pasado Masters Series de Madrid. Ayer se entrenó con la mano vendada para protegerla de unas llagas que le han salido. Si no hay sorpresa de última hora y los capitanes no optan por un cambio, Ferrero deberá enfrentarse el viernes a Roddick. Toda una prueba de fuego. A los cuatro se les preguntó qué serían capaces de dar a cambio de la Davis, pero ninguno lo tuvo claro, a excepción de Jordi Arrese. "Yo lo daría todo...bueno, todo menos a mi mujer", respondió provocando las carcajadas de sus jugadores por primera vez en toda la conferencia de prensa.