España se topó con Polonia en Zaragoza. Con su mejor físico, con su mayor acierto, con Slaughter. Eso y sus propios errores, 23 pérdidas, ocho tiros libres fallados, frenaron a la selección y la condenaron a la derrota en el segundo partido de la fase de clasificación para el Eurobasket 2021 (69-80). España no perdía un partido en casa desde hace seis años, en los cuartos de final del Mundial del 2014. Todo fueron malas noticias, sobre todo la lesión de Santi Yusta. Apenas podía caminar y las pruebas en el hospital confirmaron que sufre la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.

El equipo de Scariolo fue de más a menos, aunque ese más no fue tampoco su mejor nivel. En un partido algo frío, en el que el speaker tuvo que animar continuamente a la grada, España apenas dominó los primeros minutos de juego. Desde el principio quedó claro que la selección veía el aro muy pequeño. Le costó anotar desde los primeros compases, aunque eso no le impidió tomar las primeras ventajas. Pero su juego no le ayudó a mejorar su acierto.

La selección solo tuvo como referente a Sebas Saiz, el mejor de nuevo, como frente a Rumanía, con 15 puntos y 12 rebotes, y a Dani Díez con 16 puntos. Por fuera, fue un desastre. El perímetro apenas aportó puntos y, en defensa, no funcionó nada de lo que intentó Scariolo, ni la zona, ni la zona mixta, ni jugar con pequeños, ni con grandes. Polonia llegó a Zaragoza con más necesidad tras la derrota del primer partido y lo demostró poniendo más intensidad. España se quejó de algunas faltas, pero lo cierto es que estuvo por debajo del nivel de su rival.

Y en ningún momento pudo frenar a Slaughter. El base del Betis hizo de todo, acabó con 26 puntos y fue un continuo quebradero de cabeza. Scariolo también cambió las defensas sobre él, moviendo a sus jugadores en busca de algo que pareció imposible. Porque en ningún momento dio la sensación de que España pudiera remontar el partido. No estaba en ese punto. Era como si le pesaran las piernas, como si no lo tuviera claro. Y se quedó sin opciones.

Todo se torció definitivamente antes del descanso. Aunque con un ritmo lento, con más fallos que aciertos por parte de ambos, España logró 9 puntos de ventaja (28-19) mediado el segundo cuarto. A partir de ahí, todo fue cuesta arriba. España empezó a acumular pérdidas (13 al descanso, 8 de ellas en el segundo cuarto) y Slaughter fue anotando y anotando, sin pausa, hasta el final del partido. Polonia le dio la vuelta antes del intermedio (35-38).

SIN ANOTACIÓN / Tras la reanudación no mejoraron mucho las cosas. Al menos, no lo suficiente. Con Díez y Sáiz como únicas referencias, el pívot no tardó en cargarse de personales. Una en ataque seguida de técnica al inicio del cuarto para acabar con cuatro y en el banquillo antes de llegar al último periodo. Así que España perdió a uno de sus faros en ataque y se diluyó aún más. La selección quiso mejorar en el rebote y ganó por mucho en esa faceta (44-27 al final) pero eso no hizo más que constatar el terrible problema de acierto que tuvo España toda la tarde.

El último cuarto fue un quiero y no puedo de la selección. España cogió rebotes y rebotes, varios en la misma jugada, pero fue incapaz de anotar. Solo hizo 14 puntos en los últimos diez minutos. Polonia no tuvo más que continuar con su marcha, superando con facilidad a la defensa nacional, manteniendo su ventaja, que llegó a ser de 15 puntos. No hubo más emoción, el partido ya estaba decidido.

Los tres jugadores del Casademont tuvieron protagonismo. Carlos Alocén volvió a ser titular, como en Rumanía, y acabó repartiendo 9 asistencias, aunque perdió 7 balones. Pero ni con él ni con San Miguel España encontró su mejor ritmo en la pista. Entre los dos sumaron 11 de las 23 pérdidas del equipo español. El que menos tiempo estuvo en cancha fue Jonathan Barreiro. El gallego estuvo correcto (4 puntos sin fallo, dos rebotes), pero por delante tenía a un acertado Dani Díez.

España se frenó en Zaragoza en un mal partido aunque solo es la segunda jornada de clasificación para el Europeo. Hasta ahora la selección había brillado, rindiendo por encima de lo esperado sin sus grandes estrellas, ganándose todo el crédito. Las ventanas se cierran hasta noviembre, cuando la selección jugará ante Israel y Rumanía.