A excepción de Miguel Ángel López, que hoy llega a Murcia con su merecida medalla de oro en el equipaje, la actuación del equipo español en los Mundiales de Pekín está alcanzando niveles tan decepcionantes como los de hace cuatro años en Daegu (Corea del Sur), de donde España regresó con un bronce (Natalia Rodríguez en 1.500) y otro puesto de finalista (ocho primeros), el de Manuel Olmedo en 1.500 (fue cuarto). Cuando ya se ha pasado el ecuador del campeonato, con cinco jornadas disputadas y cuatro por delante, el panorama es igual de sombrío.

España siguió ayer acumulando dosis de mediocridad con la eliminación de seis de los siete atletas que pisaron la pista en la sesión de mañana (madrugada en España). Solo el cubano nacionalizado Yidiel Contreras pasó ronda, a las semifinales de los 110 vallas. El trío de 5.000 cayó (Jesús España, Ilias Fifa y Alemayehu Bezabeh), lo mismo que Esther Guerrero en 800, Laura Redondo en martillo y Pablo Torrijos en triple.

Pero lo realmente malo es que prácticamente ninguna de los atletas ha estado a su nivel de marcas habitual de esta misma temporada. Parece que para los españoles lo importante es participar, una vez cruzado el Rubicón de haber logrado la clasificación para el torneo. Solo Kevin López, semifinalista en 800 con 1.45.84 (en este 2015 acredita 1.45.25), el propio López (que hizo marca personal en los 20 kilómetros marcha, con 1.19.14) y la pertiguista Naroa Agirre (saltó 4,45, a solo 11 centímetros de su mejor marca de siempre) estuvieron a niveles aceptables en cuanto a cronómetro o cinta métrica.

Lo habitual en los demás casos ha sido quedarse a años luz de sus posibilidades reales, demostrando su poco poder competitivo. Incluso el maratoniano Javier Guerra, cuarto en los Europeos del 2014, se conformó con una 13ª posición que le dio plaza olímpica para Río, pero con una discretísima marca de 2.17.00. Algunos lanzadores, como Borja Vivas (a 1,4 metros de su mejor marca 2015 en peso), Úrsula Ruiz (a 1,3 metros), Javier Cienfuegos (a 6 metros en martillo) y Sabina Asenjo (a 3,3 metros en disco) han rozado el fracaso, como el triplista Torrijos (a 70 centímetros), el pertiguista Adrián Vallés (a 25 centímetros) o, en carreras, los obstaculistas Alaiz, Carro y Martos y la cuatrocentista Aauri Bokesa.

Y el margen de reacción es muy corto para, al menos, alcanzar el objetivo más modesto marcado por el director técnico, Ramón Cid, cifrado en dos medallas y cinco puestos de finalista (de momento no ha habido ninguno más, aparte del campeón Miguel Ángel López). Sería el mismo balance de los Mundiales previos, en Moscú 2013.

LAS OPCIONES

Para ello, Ruth Beitia necesitaba esta pasada madrugada clasificarse para la final de altura, ya que el equipo cuenta con ella para repetir el podio que logró en la capital rusa (bronce). "No me conformo con nada", había dicho la capitana, de 36 años, sobre su séptima participación en unos Mundiales. La marcha es la otra bala en la recámara. Tanto en 20 kilómetros mujeres (mañana, con Raquel González y Laura García Caro) como en los 50 hombres, con García Bragado en su 12° Mundial a sus 45 años.

Hoy llega otra vez una final de Bolt. No hay revancha. O sí la hay, pero todo parece a favor del hombre más rápido del planeta para lograr una nueva medalla de oro en la final (14.55 horas, Teledeporte) de los 200 metros frente a su rival más duro, el estadounidense Justin Gatlin. El jamaicano es el favorito y podría sumar su décimo título mundialista y cuarto oro consecutivo en el doble hectómetro.