Portugal salvó ayer su primer partido a vida o muerte ante Rusia (2-0) el día en que España empató con Grecia (1-1) y se metió ella sola en el barro. La selección está en peligro. Iñaki Sáez, el hombre tranquilo que parecía tenerlo todo controlado, perdió los papeles en el momento más inoportuno. Debe ser cosa de los genes del cargo. Porque España sigue metida en los mismos líos y debates que tanto daño le hicieron a Clemente y Camacho. Lo de siempre.

La decisión del seleccionador de romper la norma y ocultar la alineación en la víspera del partido, para terminar apostando por el mismo once que debutó contra Rusia, ha demostrado el miedo a la derrota y la tozudez de un técnico que ha colocado a España en una situación delicada: el domingo necesita ganar o empatar ante Portugal en Lisboa para meterse en los cuartos. La derrota sólo sirve si Grecia pierde contra Rusia por una renta de goles superior a la que sufra España ante los lusos.

COMO EN EL 2002 Sufrir. Este parece ser siempre el destino de España. La situación es idéntica a la del Mundial-2002. La selección jugó entonces contra Corea del Sur, el país organizador, en cuartos. La FIFA designó a un árbitro egipcio, El Ghandur, que contribuyó con sus errores a clasificar a Corea. España se jugará ahora la vida contra Portugal por culpa de sus errores. Y nadie olvida que a la UEFA no le interesa que el anfitrión caiga en la primera fase, aunque España sea el segundo país que más seguidores arrastra.

Por eso el rey Juan Carlos, presente ayer en el palco del estadio Bessa, pedía sonriendo un segundo gol cuando marcó Morientes. Sabía que había que llegar a la última jornada con los deberes hechos. Pero Sáez no lo tenía tan claro. Es un seleccionador de perfil bajo al que las críticas alrededor del equipo han descolocado. Sáez ha perdido su carácter bonachón para adoptar tics, como el de ocultar el once titular, más propios de su amigo Clemente.

Sáez quiere morir con sus ideas. Sólo está dispuesto a escuchar a los suyos. Y alguien le tendría que decir que apueste por los mejores. Por los que, como Valerón, Xabi Alonso y Torres, ahora están en el banquillo. Mal asunto cuando uno se encierra en su caparazón y pierde de vista el mundo exterior.

CONTRADICCIONES Ayer sólo debatieron quién debe sustituir a Marchena, sancionado, contra Portugal. Y quién entrará por Puyol si no se recupera del golpe en la rodilla. Se lo podrían aclarar a Sáez. Ayer declaró en TVE que el empate no era un mal resultado y luego se desdijo en la SER: "¿Cómo voy a decir yo que el empate no es mal resultado? Eso no se le ocurre ni al queso de la manteca". Y, encima, sólo falta que la afición se ría de él al cantar en cada partido lo del "Valerón, Valerón" con la música del bolillón .