Doce deportistas. Diez hombres y solo dos mujeres. Cuatro debutantes y una veterana en su cuarta cita olímpica. Dos nacionalizados (el colombiano Felipe Montoya y el ruso Kirill Khalyavin). Dos catalanes, tres vascos , dos madrileños, un aragonés, un andaluz y un cántabro. Siete atletas de nieve y cinco de hielo. Y tres opciones de medalla, ni más ni menos.

Esa es la radiografía del equipo español que acudirá a los Juegos Olímpicos de Pieonchang (9 del 25 de febrero), disminuido en número con respecto a las anteriores ediciones pero con la ambición de conseguir por fin la tercera medalla olímpica legítima en una edición invernal, tras las ya muy lejanas de los hermanos Paquito (oro en eslalon en Sapporo-72) y Blanca Fernández Ochoa (bronce en eslalon en Albertville-92). Las tres de oro del tramposo fondista de origen alemán Johann Mühlegg en Salt Lake City 2002, que le duraron unas horas, han quedado en el museo del olvido de los horrores del dopaje.

Equipo menguante

Los deportes invernales dan para lo que dan en España, dadas las condiciones y los medios materiales que se ponen a disposición de esquiadores, 'riders', patinadores y deslizadores. De ahí el magro balance. Y el carácter menguante del equipo olímpico. En Turín 2006 fueron 16 los seleccionados (7 hombres y 9 mujeres), con Jordi Font rozando la medalla (cuarto) en el novedoso snowboardcross y María José Rienda 13ª en gigante. Cuatro años más tarde, en Vancouver 2010 -en plena campaña de Barcelona en su tímida tentativa para obtener los Juegos de Invierno- fueron 18 los seleccionados (10 hombres y 8 mujeres). Queralt Castellet tuvo que retirarse antes de la final de Halfpipe (medio tubo en snowboard) por una caía en el calentamiento tras ser tercera en la calificación, y España se fue de Canadá con un modesto 14º puesto del debutante Javier Fernández en patinaje artístico, además de un 15º de Carolina Ruiz en descenso. Y en Sochi 2014, Fernández acarició el bronce (fue cuarto), Lucas Eguibar ganó la final pequeña de snowboardcross (7º) tras caer en semifinales y Laura Orgué acabó 10ª en 30 km. de fondo entre una delegación de 20 atletas (14 hombres y 6 mujeres).

La espina de Javier

Para Pieonchang, España se ha quedado sin presencia en esquí femenino, pese a tener una plaza por país, porque ni Núria Pau ni Júlia Bargalló han conseguido los puntos FIS necesarios. La presencia en esquí alpino se limitará a Juan del Campo, que le ha ganado la partida a Quim Salarich para ocupar la única plaza disponible. El eje español se ha desplazado del alpino al snowboard y, de alguna manera, de la nieve al hielo, donde Javier Fernández lidera un equipo de cuatro patinadores de artístico en sus terceros Juegos, los mismos que el persistente Ander Mirambell en skeleton.

El patinador madrileño de Cuatro Vientos es, a sus 26 años, un veterano que opta seriamente a la única medalla que le falta, tras ganar seis oros europeos consecutivos y dos Mundiales en su esplendorosa carrera, que quiere culminar en Corea del Sur. Su principal motivación será sacarse la espina de su decepcionante cuarto puesto en Sochi.

Los otros dos aspirantes al podio tienen motivaciones aún más potentes. Lucas Eguibar, que cumplirá 24 años el próximo 9, el mismo día que desfilará como abanderado en la inauguración, vio en el invierno del 2017 como horas después de ganar dos medallas de plata en los Mundiales de Sierra Nevada (individual y por equipos, esta con Regino Hernández) fallecía Israel Planas, su implicado entrenador, de un infarto cerebral. El donostiarra tampoco pudo disfrutar de su 7º puesto en Sochi, ya que su hermano Nico había sufrido meses antes un accidente de moto que le mantuvo dos meses en coma. Ahora, en plena recuperación, la fuerza fraterna que le da Nico es básica para entender de nuevo la senda de victorias que lleva Lucas, ganador de la Copa del Mundo 2014-15 y con nueve podios (y dos victorias) en su haber.

Reacción de Queralt

Queralt Castellet también se ha reconciliado a tiempo con el triunfo. Seis años después del último, ganó el mes pasado una prueba de Copa del Mundo de Halfpipe en Snowmass (EEUU) y fue tercera días después en Laax (Suiza). A sus 28 años y en sus cuartos JJOO, la subcampeona mundial del 2015 lo tiene todo para volver a brillar tras superar con un increíble esfuerzo la muerte en la primavera del 2015 del neozelandés Ben Jolly, a la vez su entrenador y su compañero de vida desde los 19 años, que no pudo soportar el diagnóstico de dos tumores en el cerebro.

"Se me paró el mundo, porque todo mi mundo era él", confesó Queralt, que volvió medio año a Sabadell antes de regresar a Nueva Zelanda e instalarse después en Suiza para retomar el snowboard al más alto nivel con renovada motivación.