La selección española se desplazará la próxima semana a Portugal con una protección especial después de los atentados del 11-M. Policias españoles viajarán camuflados dentro de la delegación para velar por la seguridad de un equipo que ha sido incluido entre los países que verán, como Inglaterra, reforzados sus sistemas de seguridad.

Otras medidas que adoptará Portugal para disuadir a los radicales, además de aumentar a 20.000 el número de policías movilizados, son los juicios rápidos, que permitirán expulsar del país a los violentos, y los controles de alcoholemia para impedir el acceso a los estadios a los hinchas con claros síntomas de embriaguez. La Marina portuguesa, por su parte, ya ha reforzado el control de las playas cercanas a las ciudades de Braga, Guimaraes, Oporto, Aveiro, Coimbra, Leiría, Lisboa y Faro en las que se disputan partidos del torneo.