Durante medio encuentro estuvo agarrotada, algo descentrada en defensa, pero cuando se puso el mono de trabajo, España arrolló a Lituania, que se centró en exceso en el tiro exterior. Primer partido, primera victoria, primera exhibición de Sergio Rodríguez (Estudiantes). A la selección de Txus Vidorreta se le aclara el camino, aunque esto no ha hecho más que empezar. Hoy le toca un rival duro, Israel, que ayer logró deshacerse de Turquía, la gran favorita. Pero las sensaciones de España son buenas porque completó un partido más que aceptable, con un juego que en ocasiones alcanzó lo sublime, y sus jugadores, chavales de 16 y 17 años, mostraron ambición, calidad y concentración. Y porque cuenta con Rodríguez, que ayer fue el mejor del encuentro con diferencia y condujo a España al triunfo.

Claro que no todo fue perfecto. El juego de España tuvo lagunas, fundamentalmente en los primeros 20 minutos, en los que Lituania logró una cierta ventaja en el marcador gracias a los triples. Un total de 14 marcaron los jugadores del este, casi los mismos que canastas de dos (16). Al ver que esa táctica les funcionaba, decidieron basar su juego en la muñeca de Alexandrovas y Kalnietis, que acabaron fallando más canastas de las que acertaron, y facilitaron que España pudiera comenzar a remontar el marcador.

En el segundo cuarto comenzó el recital de Rodríguez, que supo conducir al equipo a la perfección desde la posición de base y cuya actuación personal fue sobresaliente. Incluso suyos fueron los tiros libres que volvieron a dar la ventaja a España. Se convirtió en la referencia del equipo, todos le buscaban en cada posesión, todos esperaban su pase milimétrico, la solución inesperada y precisa a cada una de las situaciones del equipo.

Tampoco se quedaron atrás José Angel Antelo (Real Madrid), con 19 puntos, Iván García (Barcelona), con 15 puntos y 10 rebotes o Alberto Fontet (Barcelona), cuyo marcaje sobre el gigantón Andriuskevicius (2.17) impidió a la estrella lituana brillar como se esperaba. Sólo ganaron los lituanos en amplitud de banquillo. Desde el primer momento, Radvilavicius movió a sus jugadores, mientras que España jugó con siete hombres. No necesitó más.