España aprovecha el sol de Portugal para seguir de relax. Iñaki Sáez parece tener tan clara la táctica que utilizará mañana contra Portugal que ha renunciado a ensayarla con el equipo titular. Ni siquiera trabaja las jugadas de estrategia a balón parado que tanto le preocupan y que tantos dolores de cabeza le están proporcionando. La selección sólo juega al baloncesto. El campo de entrenamiento de Falperra parece uno de esos campus que se organizan cada verano en Andorra. Una actitud confiada que contrasta con la tensión que se respira en el anfitrión.

Portugal califica estos partidos a vida o muerte con el tópico de mata mata , pero nadie se imaginaba la actitud tan belicosa que mostró ayer el técnico Luiz Felipe Scolari cuando recibió la llamada de la Cadena Ser para hacerle una entrevista en el programa del mediodía: "No hablo con españoles. Esto es una guerra y tengo que matar para que no me maten a mí. No hago declaraciones". Guerra y paz. Tensión en Portugal y relajo, mucho relajo, en España. Es la presión que genera un partido en el que a Portugal sólo le vale ganar.

Al menos a Sáez le sirve el empate. Por eso está más tranquilo. Aunque tampoco vive ajeno a los problemas. Al técnico le ha surgido, entre tanta recuperación muscular planificada por el preparador físico Delgado Meco, un contratiempo: los reservas empiezan a hartarse de no pintar nada. Ven como su aportación es testimonial, pese a que fue el propio Sáez quien aseguró, cuando se inició la concentración en Las Rozas, que efectuaría rotaciones.

DOS ESPAÑAS Las alineaciones y los entrenamientos demuestran lo contrario. Hay dos Españas en Portugal. Una que sonríe y gasta bromas, y otra que anda con cara de pocos amigos. Los titulares se recuperan al sol y juegan al baloncesto. Ellos son la cara alegre. Incluso gastan bromas al cuerpo técnico. Ayer le tocó recibir a los doctores Borrás y Ruano. Joaquín cayó al suelo y fingió, entre gritos, una lesión. Cuando los doctores, alarmados, se acercaron, fue el propio Sáez quien dio la orden: "Todos, ya" y aplaudieron, entre risas, el teatro del andaluz.

La broma demuestra el buen ambiente que reina en la selección, pero no esconde el malestar de algunos jugadores. "No sé qué pintamos aquí", aseguró uno de los reservas. Ellos pertenecen a otra clase social, pese a que también vienen de una temporada saturada de partidos. Ellos trabajan, juegan partidillos pese a la calor y disparan desde todas las posiciones del campo a los porteros Cañizares y Aranzubia para que no pierdan la forma por si se lesiona, o expulsan, a Iker Casillas.

Pero sus opciones de ascenso son escasas. Nunca antes los reservas, gente como Xavi, Juanito, Gabri y Luque, que son piezas importantes en sus clubs, habían tenido la sensación de pertenecer al furgón de cola.

Pasa a la página siguiente