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el presidente de la UEFA Lennart Johansson en Oporto.

Portugal teme un ataque terrorista de Al Qaeda. Nadie olvida que Bush, Blair y Aznar decidieron la guerra de Irak en la cumbre de las Azores. Y esa fotografía es difícil de borrar. Por eso el Gobierno activó ayer el plan de emergencia para vigilar la llegada de los 400.000 aficionados que se desplazarán esta semana a Portugal. Los controles en la frontera, tras suprimirse los acuerdos de Schengen que regulan la libre circulación de personas en la Unión Europea, han dejado de ser aleatorios y los aviones AWAC de la OTAN ya controlan el espacio aéreo.

UN DETENIDO Ayer fue detenido un hooligan con antecedentes por violencia en el aeropuerto de Liverpool cuando intentaba viajar a Mallorca y desplazarse después a Lisboa para acudir al Francia-Inglaterra de mañana. La UEFA, que cuenta con la colaboración de policías secretos de 21 países, espera que unos 50.000 ingleses, la mayoría con hotel en el Algarve lleguen a partir de hoy.

Y muchos lo harán sin entrada. Como el centenar de españoles que se acercó al entrenamiento de ayer de la selección en el estadio del Algarve en Faro. "¿Dónde se puede conseguir una entrada? Queremos comprar dos si no pasa de los 600 euros en la reventa. Si no lo conseguimos nos iremos a Huelva a tomar unas gambitas", aseguró ayer Ramón Pérez, que llegó de Marbella acompañado por su hijo. El, como harán hoy la mayoría de los 15.000 aficionados que apoyarán a España --5.000 no tienen entrada-- cruzó la frontera por Ayamonte (Huelva) y soportó, con paciencia, los registros de la Guardia Republicana.

Rusia contará con el apoyo de 8.000 seguidores. Es el mayor éxodo de su historia. Y es que Europa respira fútbol. Por algo todos los balcones, las tiendas y las plazas de Portugal están engalanados con la bandera del país.