André Greipel, a quien todos llaman 'El Gorila', por cómo resopla en pleno esfuerzo, y Nacer Bouhanni, el velocista francés del Cofidis crecido al pie del Ballon de Alsacia, eran las estrellas del esprint, dos de los grandes apuntados a la Volta. Y como acostumbra a ocurrir tantas y tantas veces -excepto en el Tour- llegó el ciclista rápido, el que no sale en los pronósticos y derrota a los favoritos, como fue el caso del corredor italiano Davide Cimolai, ganador de la primera etapa y por lo tanto primer líder de una Volta que respira tranquila, gracias a un aire procedente de París.

Porque de París decían que venían los niños y aunque el dicho nunca haya quedado aclarado del todo, en ciclismo, al menos, desde la capital francesa llega la ayuda necesaria con patrocinadores, con gestión, con derechos de televisión y de imagen que ha salvado la Volta, al menos para los próximos cinco años, los que ASO, la empresa propietaria del Tour y tantas y tantas carreras, tal como adelantó este diario, velará por la salud de la ronda catalana, tan castigada económicamente y olvidada por buena parte de las firmas locales.

LO PRIMERO, LA PUESTA A PUNTO

Pero a los ciclistas, a los ases, a la figuras, a Chris Froome y Alberto Contador, en su primer duelo del 2017, lo que verdaderamente les importa es ponerse a punto, buscar kilómetros pensando en julio pero sin olvidar, al menos el ciclista madrileño, la victoria en la Volta, después de quedarse a solo dos segundos de la gloria absoluta de la París-Niza.

"Yo vengo a intentar ganar. Me he preparado en Andorra y creo que llego en muy buena forma". Quien habla no es ni Contador ni Froome, si no Alejandro Valverde, el eterno 'joven' del pelotón mundial, y cuyo equipo, el Movistar -animado desde el interior del coche de su director por Juan Carlos Unzué, segundo técnico del Barça y hermano de Eusebio, el padre y mánager de la escuadra-, se situó, gracias a la colocación de sus corredores en el esprint de Calella, mejor que los del Trek (Contador) o Sky (Froome) para salir después de ellos en la contrarreloj por equipos de este martes de Banyoles,una ventaja importante pues podrá contar con las referencias de sus rivales en los 43 kilómetros alrededor del estanque con más fama de Catalunya, que pueden resultar trascendentales y hasta con diferencias superiores a las que pueden darse el miércoles en los Pirineos, en La Molina, o el viernes, en la etapa reina por las cuestas de Lo Port de Tortosa.

LUCHA POR LA MEJOR POSICIÓN

Por eso, los equipos pelearon más allá de la victoria en el esprint final. Todos querían colocarse para entrar mejor situados en Calella, después de que los seis puertos del día y el desnivel de la jornada no sirvieran, aunque pareciera increíble, para fragmentar al pelotón.

Cimolai, con buenos resultados en la pista, y precedentes de victoria en la Volta y en la París-Niza, sorprendió a un apagado Greipel, que solo fue quinto, y a un combativo Bouhanni, al que arrebató la victoria por unos escasos centímetros. En Banyoles (todos los equipos importantes rodaron el pasado fin de semana por el recorrido) no se puede fallar si se quiere ganar la Volta.