Beatriz encontró su camino vital hace doce años. Fue su hermano José Miguel quien vio muy claro que su camino era el deporte. Y ella se lo tomó al pie de la letra. Desde entonces hasta ahora esta chica de 39 años ya ha conquistado 19 campeonatos de España de esquí alpino y esquí de fondo. El último lo consiguió en El Roncal hace dos semanas. Bajo una tormenta de lluvia, viento y niebla, Vila logró un Nacional más de esquí nórdico.

Beatriz es muy especial. Es fuerte como un roble y pocos le ganan en carácter. Desde que era pequeña Maria Carmen Polo y Joaquín Vila, sus padres, se volcaron con ella. Es discapacitada intelectual. "Tiene dificultades para hablar y no se puede expresar correctamente. Pero razona perfectamente y no tiene problemas para discernir", dice su padre.

Beatriz forma parte de la clásica familia de la clase media. Su madre siempre fue la típica ama de su casa y cuidó de niños a Beatriz y José Miguel. Joaquín es empresario y está cerca de la jubilación. Tiene 69 años, es mecánico de mantenimiento y tiene una empresa con 18 trabajadores. Una vez que Beatriz decidió encaminarse por el mundo del deporte, Joaquín Vila creó el Club Nuevo Horizonte. "Lo integraban chicos que hacen esquí y fútbol sala. Hace tres años fuimos campeones de Liga y Copa". Ahora el club tiene nueve deportistas.

Progresión

Desde el año 2000 hasta ahora la vida de Beatriz ha sido una constante progresión. Junto a los numerosos títulos de esquí, practica natación, hípica y atletismo. "Jóvenes como Beatriz necesitan ayudas. Con esto ganan calidad de vida. Beatriz tiene mucha fuerza de voluntad. Nadie diría la edad que tiene. Mucha gente piensa que no pasa de la treintena", explica Joaquín Vila. En las pistas del Roncal dio muestras de su poderío y se proclamó por novena vez campeona de España de esquí nórdico. "Ha sido de las carreras más duras en las que he competido. Me hundía en la nieve en una mañana de frío, viento, lluvia y niebla. Después llegó la recompensa con la medalla de oro que me colgó en el podio Miguel Induráin", dice Beatriz.

Vila tiene una beca del Gobierno de Aragón como deportista de nivel cualificado, pero apenas recibe ayudas institucionales. Ha disputado cuatro Mundiales en Polonia, Italia, Francia y el año pasado en Turquía, logrando un cuarto puesto en el país transalpino. Sus padres han tenido que poner mucho dinero de su bolsillo para ir a las grandes citas.

Vila ha conseguido casi todo. Pero le queda un reto. Disputar unos Juegos Paralímpicos. No lo tendrá fácil puesto que los problemas burocráticos son un verdadero muro. "Si nos lo permite el Comité Paralímpico, iría a Sochi de cabeza. La verdad es que es una gran carencia. Ser olímpica es uno de mis sueños. Ojalá se arregle el problema y aunque no pueda ir yo, que se arregle para que otros españoles puedan competir en el futuro", explica Beatriz.

La modalidad en la que mejores resultados ha tenido es el esquí alpino en super gigante. El esquí de fondo es demasiado agonístisco para la zaragozana. También le encanta la hípica. "El caballo puede ser un elemento extraño, pero tiene muy buena comunicación con el animal". Su padre recuerda su plata en el pasado Nacional de hípica en Jerez. "Le tocó un caballo que tiró a dos chicas. Lo cogió ella, le dio cariño y era un corderito", dice Joaquín.

Su vida gira alrededor del deporte. También se dedica a comunicarse con sus amigos por el ordenador. Vila se entrena cuatro días a la semana en el CAD y muchos fines de semana se va a esquiar a Candanchú. Muchas claves de su éxito las ha tenido Felipe Castañer, su entrenador. "Tiene una gran capacidad de observación para realizar el entrenamiento correcto. Tiene un gran capacidad para dar clases a los discapacitados", dice su padre.