"La línea básica será el trabajo muy duro. Cuando más se trabaja, mejor se rinde". La sentencia es de Eduardo Basigalup, el nuevo preparador de porteros del Real Zaragoza, y ya lo están comprobando Láinez, Zaparaín, Rubén y Luis García. Con 48 años y nacido en Mar del Plata (Argentina), ha desembarcado en el conjunto aragonés después de compartir siete años junto a su compatriota Héctor Cúper y pasar luego por el Levante de Cantarero y por un curso sabático en el paro que ha abandonado después de que le convenciera la oferta del club aragonés.

Basigalup coincidió con Cúper en Ferrocarril Oeste, "donde campeonamos un año", recuerda. Entre portero y central nació una buena amistad que se prolongó cinco temporadas, antes de que el extécnico del Inter se marchara a jugar a Huracán, aunque el destino les volvió a unir en este equipo en el final de sus respectivas carreras como futbolistas. Después, Cúper contó con Basigalup como preparador de porteros --a veces como segundo técnico también-- desde el principio de su exitosa andadura como entrenador. Así, ambos trabajaron codo con codo en cuatro equipos: Huracán, Lanús, Mallorca y Valencia.

De este modo, ambos vivieron la pertinaz obstinación del destino en no dar un título al técnico argentino en Europa. Ni con el Mallorca --final de la Recopa--, ni con el Valencia --dos finales de Champions--, ni después con el Inter, aunque ya no junto a Basigalup, pudo saborear Cúper las mieles de la gloria. "Tiene mérito llegar hasta donde llegó con el Mallorca o el Valencia y no tuvimos la fortuna de nuestro lado, aunque no sea éste un concepto futbolístico en el que crea mucho", reflexiona. El caso es que sus vidas se separaron, "porque hubo un claro desgaste que cambió la dinámica de nuestra relación" y, tras pasar por el Levante para "pelear por el ascenso con el Zaragoza", su currículum le abrió la puerta del conjunto aragonés, donde ya conocía bien al segundo técnico, Raúl Longhi.

Además del fuerte trabajo y de mucho tiempo específico de entrenamiento para los guardametas, Basigalup propone un plan con dos objetivos: "De un lado, resaltar las virtudes y corregir los defectos. De otro, adaptarse a las posibilidades de los porteros". De estos primeros días, el exfutbolista elogia sobre todo la predisposición al trabajo de Láinez, Rubén Falcón y Zaparaín, ya que con Luis García apenas lleva tres sesiones completas. "A Láinez no le voy a descubrir, es un portero de garantías, ya hecho, y los otros chicos tienen planta y buena condición física", asegura.

Manejar la defensa

La historia habla de Basigalup como un guardameta sobrio, con pocos defectos, pero sin una cualidad que sobresaliera del resto. "Eso sí, me gustaba mucho manejar bien la defensa, y es un detalle que siempre inculco a los demás. Un arquero debe hablar y mandar mucho para ubicar correctamente a sus jugadores. Es una prioridad", argumenta para después recordar esa misma faceta en Roa, al que tuvo a sus órdenes durante cuatro temporadas en Lanús y en Mallorca. "Por entonces era uno de los mejores del mundo, si no el mejor. Un guardameta completísimo, aunque también he trabajado con otros como Cañizares, Palop, Leo Franco o Linia, con un excelente nivel", concluye.