El partido La Cartuja-Monzalbarba, del subgrupo 1.1 de Primera Regional, fue suspendido el domingo en el minuto 82 por el colegiado Javier Zarzuela Sánchez después de pitar un penalti a favor del equipo local, lo que propició que varios futbolistas del Monzalbarba acudieran a protestar la decisión al colegiado. Así lo explica el propio Zarzuela Sánchez: «La mayor parte de los jugadores del Monzalbarba me acorralaron cuando pité el penalti».

Y fue en ese momento, mientras los futbolistas se le acercaban «a menos de un metro de distancia», según relata el colegiado, cuando uno de ellos se acercó todavía más. «Pegó su frente a la mía», expresó. Entonces el árbitro decidió expulsarlo mostrándole la cartulina roja y el jugador respondió «lanzando una bofetada». Con esta, le «arañó debajo del ojo y arrastró el pinganillo partiéndolo por la mitad», recordó el colegiado del choque.

«Yo me apartaba, retrocedía, y entonces el número seis se acercó a zarandearme», aseguró Zarzuela Sánchez explicando cómo se entrometía otro jugador más. Añadió que este otro le decía que le iba «a pegar». «Los de La Cartuja les separaron», aseveró. El árbitro suspendió de inmediato el choque en el campo Mariano Estrada, que estaba con 2-2. Se lo comunicó al delegado «a ver si ponía orden».

Mientras tanto, los jugadores del Monzalbarba «parecía que se iban a encarar con el público», aseguró, pero el árbitro se metió al vestuario y fue entonces cuando llegó la Guardia Civil. Después del partido, él acudió «a urgencias del Miguel Servet para obtener el parte de lesiones» y ayer por la mañana tramitó la correspondiente denuncia por agresión ante la Policía, en la que cita a dos jugadores, y además redactó también el acta federativa del partido, que de momento queda suspendido y a la espera del dictamen del Comité de Competición de la FAF.

Zarzuela Sánchez lamentó que estos comportamientos «propician que alguien que empieza en el arbitraje no quiera volver a pitar un partido» y en caso de que volviese a hacerlo «le iba a condicionar a la hora de tomar determinadas decisiones, reviviría ese momento». Él lleva ya tres años y medio dirigiendo partidos y, hasta ahora, no le había pasado «nunca algo similar». «No se puede consentir lo que me ha pasado, porque la violencia no tiene cabida en el deporte», concluyó el colegiado aragonés.