Pequeños ajustes, unos retoques, esas mínimas distancias que pueden ser eternas. Al Huesca es el pelo que le falta para competir en el siguiente nivel, dejarse de ser un equipo con juego bonito y convertirse en juego efectivo. El control de la pelota no está cargándose en la transformación de puntos o goles por distintos motivos cuyas clavijas intentan apretar con tino Míchel y su grupo técnico. La eclosión como goleador de Rafa Mir ha abierto una vía de escape, con dos jornadas consecutivas horadando la portería adversaria, y suavizado una tendencia que aún se percibe en cuesta tras empatar en casa con el Valladolid (2-2) y caer goleado ante un enorme Real Sociedad (4-1).

Una de las carencias que está lastrando a este Huesca es la poca fertilidad anotadora de sus mediocentros, peso que le sitúa como el segundo competidor menos realizador (5) de la categoría, sólo empeorado por Celta y Athletic, antecesores en la tabla. La segunda línea produce mucho pase pero poco gol. Los altoaragoneses son uno de los cuatro cuadros de Primera que no han apuntado a ningún centrocampista en su lista de convertidores. Junto al Getafe, Eibar y Celta ven ausencia total en este apartado. El líder, la Real Sociedad, mantiene este privilegio, en parte, por su productividad en este puesto, con jugadores muy ofensivos, casi extremos, como Portu y Oyarzabal, ambos goleadores ante el Huesca, como pichichis con cuatro dianas.

Los remates oscenses se canalizan por Rafa Mir. El murciano comenzó acostado a la derecha, pero Míchel lo reubicó pronto, en la tercera jornada, como referencia. No ha abandonado este hueco. De su autoría han sido dos tantos y 18 lanzamientos, datos que ubican al punta como el cuarto entre todos los compañeros de Primera. La naturaleza de sus remates, casi todos dentro del área (16) y una mayoría de cabeza (10), describen que el ataque se perfila hacia centros al punto de penalti, siendo el quinto en este sector en LaLiga (22), normalmente ante defensas cerradas. Únicamente el empate en el Reale Arena ha sido transformado en gol de esta manera, es decir, su porcentaje de conversión es mínimo, viendo que todavía no se conoce la victoria.

Esta estrategia de colgar balones tras mucha elaboración, normalmente ante defensas replegadas y con pocos espacios, algo muy a tener en cuenta, es insuficiente. La estadística dicta que que el 52% de los disparos del Huesca terminan entre los tres palos y que el 33% se realizan tras impactar en la cabeza del alguien.

En cuanto a nombres propios, Mir acapara el 23% de los tiros, una cuarta parte de todo el grupo. Si a eso se suman Okazaki (7) y Sandro (un remate y un gol), los delanteros azulgranas facturan un tercio del peligro y más de la mitad de la producción (tres de cinco tantos). Si miramos los datos de los medios, estos aglutinan 37 intentos (47%) para ningún acierto y veinte (54%) se dirigieron hacia la portería. Esta mala eficacia registra uno de los achaques que hay que corregir.

Ferreiro es una clave en el engranaje de Míchel. Por sus pies, sea a la izquierda o a la derecha del campo, se traslada mucha distribución. El gallego es el segundo jugador que más centra (2,6 por partido) de Primera detrás del internacional Jesús Navas. Y el segundo que más veces ha probado el lanzamiento a portería (7) dentro del Huesca. El segundo entre los centrocampistas, pese a haber sido una única vez titular, ha sido Ontiveros (5). Seoane (5), Borja (4), Mikel (4) y Mosquera (4), Juan Carlos (3), Sergio Gómez (3) y el cedido Joaquín (1) también han probado sin fortuna en su puntería. La temporada pasada el Huesca fraguó su ascenso con una buena aportación de sus centrocampistas en la faceta goleadora. Fue clave la cooperación en esta materia de hombres como Rico (7), Juan Carlos Real (4) o Eugeni (3), todos en la actual plantilla, aunque solo el vasco, apartado en las últimas dos jornadas por covid, está actuando con regularidad.