¿Cómo empezar de cero a los 30? Algunos deportistas aragoneses tienen la respuesta, aunque no existe una única solución. Desde niños, consagraron cada segundo de sus vidas a los patines, el agua, la raqueta, los esquís o el tapiz. Ahora, muchos años más tarde, lejos de la competición, en el olvido institucional, han debido discurrir para hallar una salida feliz al resto de sus días. En todos ellos se adivina una cierta decepción y un marcado desencanto que no esperaban y para los que, quizá, no estaban preparados.