Marta Falceto comenzó a jugar al tenis a los tres años. Alberto Colás nació con la raqueta debajo del brazo. Sus familias son de tradición tenista, aunque practicaron otros deportes: ella la natación con aletas; él, el fútbol. No dudaron sobre lo que elegir.

Es otra la decisión que preocupa a los jóvenes deportistas: estudios o deporte. Ellos estudiaron a distancia durante el instituto para poderlos compaginar, pero conforme el nivel académico y deportivo crecían, las dificultades también. «Me saqué segundo de Bachillerato en dos años, estudiaba por la noche y de torneo», relata Alberto. Marta explica que «fue complicado hacerlo en bachiller, no puedo imaginarme cómo sería durante la carrera, aquí no hay ayudas».

Habían oído sobre becas deportivas en EEUU, de AGM Education. Marta se fue en agosto, Alberto en enero y regresaron a España en marzo. Otra historia que truncó el coronavirus. Pero no ha sido un adiós, sino un hasta pronto. Pretenden regresar para continuar sus estudios porque los meses en Starkville, la ciudad de Minnesota que los ha acogido, ya dan para hacer balance: «Nos han hecho de la Universidad como si fuera nuestra casa», relata Marta.

Se han integrado de lleno en una sociedad «muy exagerada», coinciden. «Todo es a lo grande, la Universidad es enorme y hay que ir por el campus en patinete», cuenta Marta. «Bueno, yo todavía soy novato y tengo que ir andando», le responde Alberto. «Es de película», ríen. Su residencia se encuentra en el propio campus, aunque para este segundo año han buscado un apartamento. Marta vivirá con dos golfistas y otra tenista; Alberto con tres chicos de su equipo de tenis.

La beca abarca el alojamiento. La femenina es un todo incluido, la masculina cubre el 85% de los gastos y, aun así, es «una oportunidad que no tiene cualquiera», añade el joven. Para ser becado hay que tener un alto rendimiento deportivo. Antes de viajar, ella fue número 44 de España en categoría absoluta y segunda en cadete, estuvo entre las ocho mejores españolas para jugar la Fase Final del Mutua Madrid Open del 2016 y fue campeona de este en la categoría Sub16. Él fue campeón de España y el número 78 del mundo Junior. Otro requisito es superar dos exámenes: SAT y TOEFL.

De esta manera han conseguido un hueco en una Universidad que «da valor al deporte», afirma Marta. «Sí, porque la representas si ganas, le das prestigio», confirma Alberto. Cuando el virus lo permita, volverán a las andadas para cursar el tercer semestre de sus carreras (Matemáticas y Marketing respectivamente). En sus mentes no está regresar a España a corto plazo. Los dos coinciden en que aceptaron la beca porque quieren seguir jugando a tenis de manera profesional; porque aquí, en España, sería muy difícil compaginar estudios y deporte.