Dos partidos horribles, ante el Madrid y el Rayo, aunque en Vallecas se sumara un punto, y desde entonces una evolución sin freno, de pasos cortos pero decididos, una progresión que invita al optimismo y a pensar en una permanencia más tranquila que los dos últimos años. Así se ha movido el Real Zaragoza en este arranque liguero, con nueve puntos en siete partidos y asentado en la mitad de la tabla, con cuatro puntos de renta sobre el descenso. A esa mejoría le quedan pasos que dar y amenazas como la que implica una plantilla tan corta, pero el equipo ha ido a más. Esa aseveración es incontestable y se sustenta en cuatro puntos básicos.

Un equipo competitivo, con el sello del Vasco

La trayectoria de Javier Aguirre en el Zaragoza es prácticamente intachable. El curso pasado recogió un equipo muerto y lo llevó hacia la permanencia con una gran segunda vuelta y sin apenas refuerzos en enero --N'Daw y Da Silva--. Esta temporada ha vuelto a hacer grupo en un vestuario con 13 fichajes y 15 salidas y, en pocas semanas, ha convertido al Zaragoza en un bloque intenso, competitivo y con espíritu, un enemigo difícil de ganar. Solo el Betis, en un partido donde el equipo nunca se rindió y casi remonta un 4-1, y el Madrid lo han logrado en siete jornadas. Es verdad que Roberto tuvo mucha culpa de que ante el Málaga, en Vallecas o Villarreal no llegara la derrota con grandes paradas, pero también lo es que el Zaragoza, salvo en el estreno ante el Madrid, ha mostrado un ADN competitivo que ha mejorado semana a semana. Es el sello del Vasco.

Pasillo de seguridad y un bloque ya muy definido

A Aguirre le entregaron un puzzle el 31 de agosto con muchas piezas nuevas y da la impresión de haberlo resuelto. O, al menos, ha dado con una posible solución que funciona. El Zaragoza tiene muy claro cuál es ya su pasillo de seguridad: Roberto, Da Silva, Meira, Ponzio, Luis García y Postiga. El rendimiento de varios de ellos es excelso e indiscutible y solo a Postiga le ha costado encontrar el camino del gol, mientras que Da Silva aún no responde con argumentos plenos a toda la confianza del Vasco, que es mucha. A ese pasillo se unen ya unos complementos cada vez más claros: Juárez ha crecido, Paredes no desentona, Mateos está ahí si las lesiones se lo permiten, Barrera aún es demasiado irregular y a Lafita hay que exigirle más de la indudable lucha que aporta partido a partido. El once está bastante definido y Juan Carlos, Ruben Micael o Lanzaro aparecen como alternativas. Micael se cayó del equipo por su indefinición tras tres partidos de titular, Juan Carlos asomó con fuerza en Villamarín, pero le ha faltado la confianza del técnico para asentarse y Lanzaro ha demostrado que es un relevo de garantías en el eje.

Los goles están llegando con bastante fluidez

Se intuía que el Zaragoza había mejorado en sus opciones atacantes y ante el gol con respecto al curso pasado. No se ha tardado en confirmar. Dejando al margen el mal inicio, el equipo aragonés ha anotado nueve tantos en cinco encuentros y suma más goles que doce equipos de Primera. Es un buen dato, una media de casi dos por choque desde la tercera cita liguera que invita a pensar que el equipo tiene claros los caminos hacia la puerta contraria, donde el fútbol entre líneas de Luis García y Postiga despeja mucho esa senda, sobre todo con el asturiano, cuyo valor en la mediapunta es incalculable. También hay mejoría en las alas, ya que Juan Carlos, Barrera y Lafita implican más llegada que la que había hace unos meses. El caso es que Postiga se estrenó ante la Real con dos dianas y que la segunda línea ha aportado mucho con los tantos de Luis García (3), Juan Carlos (2) y Barrera. Completa la lista de goleadores un defensa, Juárez, que marcó en el Villamarín. Sí, el Zaragoza tiene más gol.

Tímida mejoría en la consistencia defensiva

Conviene ponerlo en cuarentena y esperar a ver qué sucede en el Reyno de Navarra, ante el Valencia o el Atlético de Madrid en las próximas jornadas, pero es verdad que frente a la Real Sociedad al Zaragoza le dispararon menos y, sobre todo, le crearon menos ocasiones claras. Roberto ya no tuvo que ser el héroe y acabó con su portería inmaculada. Eso ya había sucedido ante el Rayo, aunque allí el meta detuvo un penalti a Javi Fuego e hizo varias paradas de mérito, y contra el Málaga, donde superó en el mano a mano a Van Nistelrooy y voló para despejar un cabezazo de Seba Fernández que tenía todo a favor para marcar. El Real Zaragoza ya no es el equipo más goleado de la Liga --ahora es Osasuna-- y ha dado la impresión de haber cerrado vías, de haber ganado en solvencia. Si lo confirma, las perspectivas serán muy halagüeñas, porque queda claro que hay gol en este equipo.