Pedro Pablo Fernández no es un hombre de medias tintas y nunca ha dejado indiferente a nadie. Es admirado por unos y no tanto por otros. Amarillo hasta la médula, es un símbolo viviente e impulsor del Scorpio 71 junto a Félix García y Antonio Herrero. Nacido de Pozuelo de Aragón hace 73 años, a los 21 llegó al atletismo desde la halterofilia y un año más tarde comenzó su largo periplo como entrenador de atletismo. Por ello la Federación Española ha querido premiar su trayectoria en su gala, que tendrá lugar el próximo sábado. También recibirán un galardón Esther Lahoz, en el apartado de Mujer y Atletismo y Carlos Mayo como mejor atleta promesa.

Jubilado hace tres años, Pedro Pablo Fernández está de vuelta de todo. Ahora más que nunca no tiene pelos en la lengua. «Me lo dan por viejo. Me enteré el 28 de diciembre. Me lo comunicó la Federación Española. Me pidió unas fotos para la gala. Pero yo pensaba que era una broma por el día de los inocentes», explica el técnico zaragozano.

Desde hace un año comenzó su exilio deseado en Benicasim. Cerca de alllí, en Cuart de Poblet, es asesor de una nueva pista de atletismo de 200 metros de cuerda. Aconseja a Viçent Tomás, el jefe de deportes de esta localidad de 25.000 habitantes. «Falta poner el césped y pintar la pista», explica. Es la persona más feliz del mundo viviendo solo en un piso alquilado. «Desde la cocina veo la playa de Benicasim. Estoy feliz y no me importa vivir solo. Aquí estoy más tranquilo que en Zaragoza. Estaba jubilado y me encontraba saturado de atletismo. Pero sigo colgado del teléfono por los temas del Scorpio. Me llaman y me consultan y no me quiero despegar», reconoce.

En su nuevo hogar no tiene un minuto libre. «No tengo ningún tipo de vacío. No necesito gente alrededor. Al terminar mi labor en Cuart de Poblet veré lo que hago. Ahora tengo pendientes dos o tres charlas en Gandía y en Cuart de Poblet. Siempre le estoy dando vueltas con el ordenador al tema del lactato en la prueba de los 400 metros. Son aportaciones personales que le interesan a dos y el de la guitarra. Estoy bien, entreno y hago movilidad y pesas. Estoy a tres horas de Zaragoza y veo a mis hijos y a mi nieta», explica Fernández.

Historial

Pedro Pablo Fernández era conocido como el divino calvo por la prensa de la época. Logró su único título nacional absoluto en 1970 en la prueba de decathlón en Tolosa. «Ganaba casi siempre Pablo Cano», apunta. Fue internacional en diez ocasiones. Pero en lo que más destacó fue como entrenador e impulsor del atletismo aragonés. Preparó a atletas como María Luisa Orobia, Pilar Fanlo, Nacho García Charles, Alberto Solanas, Julio Rifaterra, Monse Abelló y la propia Esther Lahoz. «De mis atletas no merece la pena destacar a nadie, porque seis o siete se molestarían si no los nombro. Todos han sido importantes. La pena es que Pedro Pablo, mi hijo, tuvo un problema en el calcáneo y no pudo ser olímpico», reconoce. Lo que más le ha llenado es que «he facilitado que mis atletas se hicieran como personas y deportistas. Lo mejor ha sido el retorno afectivo y humanista, donde no tiene cabida el dinero», reconoce.

Mucho ha cambiado el atletismo español desde que Pedro Pablo Fernández fue uno de los técnicos más renombrados de España. «Desde el año 1988 entró el ADO y hubo más ventajas, una mejora en la formación de los entrenadores y de los planes de entrenamiento». Fernández ha sido siempre un romántico del atletismo. «Ser entrenador de atletismo es un poco como ser poeta. Es una putada puesto que lo tienes que hacer por amor al arte y, aunque te lo tomes en serio, no te aporta dinero. Al no haber puestos de trabajo en el atletismo, es difícil fijar entrenadores que se lo tomen en serio», afirma.

Ahora ya ve muy lejos al atletismo aragonés, del que está muy desvinculado. «Me gustaría verlo con más nivel, pero no se incorporan talentos suficientes. El Scorpio tendrá 200 atletas, pero no hay selección y apenas sale nadie con auténtica categoría. No se apuntan al atletismo los superdotados de Aragón. Se han puesto de moda los runners, pero este boom deja poco poso de lo que a mí me gusta», reconoce.