El mundo cambia a una velocidad de vértigo en los últimos tiempos. Hace nada la vuelta del fútbol parecía una quimera y ahora está a la vuelta de la esquina. Los aficionados ya se habían hecho a la idea de verlo por la tele, en casa, en los bares, porque el público no iba a volver hasta el 2021, decían, pero en los últimos días se les quiere abrir la puerta ya de manera inmediata. Los zaragocistas tenían claro dónde iban a ver el fútbol y ahora sueñan con volver a La Romareda, aunque sea con restricciones, y vivir el ansiado ascenso junto al equipo.

«Es una situación extraña porque estábamos mentalizados para no ir y que los partidos que quedan fueran sin público, pero si en Las Palmas entran los demás harán lo propio. Aunque está todo cogido con hilos», indica Paco Bordonaba, presidente de la peña Belchite-Montemolín. Este zaragocista cree que el problema no estaría tanto dentro del campo, con cada uno sentado y con su mascarilla, sino en los accesos y en los pasillos del estadio.

La peña Los Alifantes se juntará en el bar en el que tienen la sede, que es amplio y tiene varias pantallas para poder mantener las distancias, aunque «si se puede me gustaría estar al lado de La Romareda para juntarte con la gente», dice su vicepresidente, Carlos Asín. «El fútbol sin gente no es agradable, es decepcionante no poder ir», añade, dispuesto a volver a La Romareda en cuanto sea posible. «Es necesario, aunque me contagie», dice. «Ver un estadio vacío por sanción ya había ocurrido pero por una cosa así, no», señala Eduardo Sancho, presidente de la peña Amigos de Juan Antonio Cascos.

«Es una pena no poder abrazarnos. El fútbol es una pasión compartida, a mí no me gusta verlo solo. Y el Zaragoza sale perjudicadísimo con esto», apunta Miguel Ángel Lacueva, también de Los Alifantes. «Como dice Víctor Fernández, el fútbol sin público no es fútbol. Se decía de poner pantallas en algún sitio, pero así se seguirá juntando gente. Sentado en tu sitio del estadio se guardan mejor las distancias», opina Paco Bordonaba.

En Alcorisa, el presidente de la peña Juan Señor, José Formento, está pendiente de que les dejen abrir la sede de la peña, de 120 metros cuadrados, para poder ver allí los partidos. «Creo que nos dejarán y, si no, cada uno en su cas», asume. Para este veterano seguidor esto es algo inaudito. «En la vida se ha visto el fútbol sin público. No sé si es bueno para el de fuera pero el equipo está bien. Mal tienen que ir las cosas para no subir este año», añade Fromento. Los aficionados ya hacen cálculos de los puntos necesarios y de cuándo puede lograr el ascenso el Zaragoza. Entonces habrá que celebrarlo. «Cómo se pondrá la plaza del Pilar cuando subamos…», imagina Jesús Sancho. «Yo iré a La Romareda, aunque sea fuera», dice Asín.

PERJUDICADOS / En lo que sí coinciden todos en que el Real Zaragoza será de los más perjudicados de Segunda si no puede contar con su fiel afición. «Somos los más perjudicados», sostiene Jesús Sancho, presidente de la peña 10 de mayo, quien en cambio cree que al Zaragoza puede tener ventaja por otra parte: «Somos el equipo más joven y podemos soportar mejor el gasto que los más veteranos». «Con 28.000 socios el Real Zaragoza sería de los más perjudicados», insiste Bordonaba, que tiene previsto ver el partido ante el Alcorcón en su pueblo y advierte que, con la llegada del verano y la movilidad interprovincial, muchos aragoneses se marcharán a su segunda residencia.

Otra cuestión es cómo resolver quién entra y quién no si, como está marcado para la fase 3, solo puede acceder un 30% del aforo de La Romareda. «Ese es un problema bastante gordo. Una solución que se comenta es que un partido vayan los abonos pares y otro, los impares, pero así salen perjudicados matrimonios, familias y grupos que van juntos. Es complicado decir tú entras, tú no entras», opina Bordonaba. «Es injusto que unos puedan ir y otros no», añade Lacueva. «Para mí o se abre al 100% o nada», opina Eduardo Sancho.

Tampoco dudan estos zaragocistas en rechazar cualquier tipo de compensación por parte del club si finalmente no pueden acudir a los partidos que quedan en La Romareda. «Yo pago mi cuota y si no me la dan se lo dejo al club. Eso no me va a salvar a mí y a ellos les irá bien. Los tres abonados de la peña no cobraremos nada», señala Formento. «La compensación económica es lo de menos. Si uno es zaragocista y ves que el club necesita ingresos pues yo desde luego lo perdonaría. Porque luego querremos que fichen», diece Bordonaba.

En la peña Los Alifantes también lo tienen claro. «Tengo cinco carnets en casa y es un dinero con el que ya no cuento. Siempre estamos diciendo que las ponga Alierta, que las ponga el otro, pues ahora nos toca ponerlas a nosotros», opina Carlos Asín. «No lo queremos, que sirva para apoyar al club», añade Lacueva. «Que se lo quede el club, ahora las ponemos nosotros», insisten los hermanos Sancho. Eso sí, también entienden las necesidades de cada uno. «Puede haber gente perjudicada por un ERTE, por ejemplo, que lo pueda necesitar», reconoce Lacueva.