El Balonmano Colores crece como la espuma. Después de diez años desde que impulsó su creación Miguel Mendo, esta cantera centralizada en el Casco Viejo de Zaragoza alcanzó un gran hito en el pabellón de Valdefierro. Sus equipos de infantil masculino y femenino ganaron el Campeonato de Aragón y el cadete femenino fue subcampeón. Es la punta de un iceberg de 140 jugadores. «Ha sido un éxito poder participar en tres finales de los Juegos Escolares de Aragón y ser campeones en dos de ellas. Es un logro para jugadores, familiares y la gente que nos viene apoyando. También ocho jugadoras formaron parte de Aragón en el infantil femenino del Nacional y seis en el masculino», dice Miguel Mendo, su director técnico.

Estos logros se deben al trabajo. «Lo prioritario es que los chicos se tienen que enamorar con el balonmano. Hay cosas que no se ven como el compromiso, el trabajo diario con los chicos, el esfuerzo que realizan... La clave es la coherencia en lo que queremos hacer como club y un elemento diferenciador con otros clubs es que tenemos algunos mejores entrenadores de Aragón como José Luis Tejel, Juan Luis López, Juan Luis García y jóvenes que aprenden de estos técnicos veteranos», indica.

Los técnicos de colores tienen un estilo muy definido. «Se identifican con el proyecto. Este es un club abierto. Nació con el balonmano como instrumento de inclusión social y un elemento educativo. Y también es importante la humildad». Su próxima meta es la fase de sector del nacional escolar. «Aspiramos a luchar por entrar en la final del Campeonato de España. Sería un sueño».

De cara al año que viene quieren formar un equipo juvenil femenino. «Hasta ahora no tenemos ningún equipo federado. Las chicas, cuando eran juveniles, pasaban a Dominicos, pero ante la petición de chicas y padres, formaremos un nuevo equipo juvenil. Estamos muy comprometidos con el balonmano femenino y nos gustaría un proyecto serio de conseguir para Zaragoza un equipo en División de Honor B».

Paulatinamente ha habido un cambio de fuerzas en el balonmano aragonés. «Las grandes canteras de colegios tienen ventajas al tener a los chicos en el centro escolar. Pero han ampliado su oferta deportiva y tienen una dependencia total del colegio. Nosotros captamos chicos de diferentes colegios. Tenemos dos equipos en el Cándido Domingo, también hay niños de Tenerías y del Hilarión Gimeno», afirma.

La creación de Colores fue un empeño muy personal de Mendo. «Llevaba cinco años desligado del balonmano y quería hacer algo distinto. Lo planteamos en el barrio de la Magdalena. Era una zona deteriorada socialmente y los extranjeros eran el 22%. Ahora ha mejorado y hay mucha gente joven que ha ido a vivir allí. Además se ha incrementado muchísimo la práctica deportiva», dice.

Los principios fueron muy complicados. «Lo más laborioso fue la captación de los chicos. Hacíamos campus, tocábamos puerta por puerta, poníamos carteles en locutorios, tiendas de comestibles, asociaciones de emigrantes, colegios... Hacemos un campus en Semana Santa en Tenerías y en septiembre se forman los equipos con mayor facilidad».

Desde el inicio se hicieron equipos con niños de hasta siete países diferentes. «Es muy satisfactorio ver que chicas que llevan cuatro o cinco años en el mismo equipo quedan los fines de semana para salir y establecen una gran amistad». En los últimos años muchos inmigrantes han regresado a su país. «Hace años casi el 50% de los jugadores eran de origen extranjero. Ahora está en un 30%», dice.

El balonmano aragonés observa que Colores crece día a día. «Hemos percibido mucho cariño por parte de la mayoría de los clubs y padres de otros equipos y nunca hubo situacions conflictivas. Lo que se ve en las gradas del fútbol no se ve en el balonmano. Aunque ahora no somos tan simpáticos al ganar campeonatos. Pero es ley de vida». Un capítulo importante es el de los padres. «Quizás hay un excesivo proteccionismo por parte de los padres. Yo veo a muchos en los pabellones y algunos quieren ver hasta los entrenamientos. Los padres no van a ver las clases de matemáticas. Lo que deben hacer es apoyar al niño, motivarlo, respetar y colaborar con el entrenador. Padres y entrenadores han de ir de la mano», explica.