El Club de Judo Ibón ha sido la admiración de este deporte en Aragón en los últimos tiempos. La entidad ubicada en la capital altoaragonesa colocó a 11 de sus deportistas entre los 29 aragoneses que acudieron a los pasados Nacionales escolares celebrados en Leganés. Sus judocas conquistaron dos bronces. Fueron para Patricia Ferrer y María Poblador. Pero este éxito es el premio al trabajo bien hecho desde 1992, que es cuando se creó esta entidad en la calle Fuente del Ibón de Huesca. Desde entonces ya se han logrado otros metales en los Nacionales escolares por parte del infantil Diego Rábanos y hace cuatro años Javier Santolaria fue campeón de España cadete y séptimo en el ránking europeo sub-17. Después llegaron los metales de Raúl Poblador y Patricia Ferrer. Este año la cadete Patricia Ferrer repitió metal y también subió al podio la infantil María Poblador.

El gran impulsor del club fue el zaragozano Ángel Claveras hace 26 años. Octavo dan, se desplazaba tres días a la semana de Zaragoza a Huesca para dar clases de judo. Nueve años más tarde se incorporó al gimnasio una granadina, Pepa Sánchez, que tomó el testigo de Claveras. Pepa llegó desde Andalucía porque le llamó Cupido. En Huesca se casó con José Antonio Poblador, otro judoca. Hoy Sánchez casi ha perdido su acento andaluz. "Comencé en el colegio Juan XXIII con José Antonio Poblador. Después trabajé en los CRA de Broto, Echo y Ansó y ahora estoy en el de Albelda. Lo compatibilizo con mi labor en el Gimnasio Ibón". El matrimonio tiene dos hijos medallistas en los Nacionales escolares. Son Raúl Poblador y María Poblador.

El club está es su mejor momento tras los resultados obtenidos este año. Junto a la gran actuación de los escolares, cuatro júniors se metieron en el sector del Nacional. Son Javier Santolaria, Felipe Moreno, Silvia Lles y Patricia Ferrer. Por último, Ferrer y Moreno se metieron para disputar el Campeonato de España absoluto. Ellos son la punta de lanza de una base que tiene 250 judocas. "Nuestra cantera es relativamente joven y llevan siete años moviéndose a nivel nacional. Hay otros clubs en la provincia como Binéfar, que ha tenido mucho renombre y ahora están más flojos. Ahora nosotros tenemos una gran camada. Aquí hay tanta base, que cada año es más fácil que haya gente compitiendo. El judo de competición es la punta del iceberg de una base de críos que hacen judo por coordinación y por diversión", explica Pepa Sánchez, que es la presidenta del Club Ibón.

Uno de los secretos de la explosión del Gimnasio Ibón es el buen rollo que se ha creado entre todos los practicantes de los clubs aragoneses. "Lo que le ha beneficiado al club mucho es estar en continuo contacto con los alumnos y profesores de otros clubs. Hay una colaboración permanente, los chicos se conocen, entablan amistad y comparten las penas. Cuando tienen que competir, se olvidan que se enfrentan al amigo. Pero están locos para que llegue el fin de semana para verse los chavales de Zaragoza, Binéfar, Teruel. Esto hace que se enganchen al judo".

El tatami

La instalación en la que se preparan los niños desde los tres años es privilegiada. "Puede que tengamos el tatami fijo de judo más grande en Aragón. Los que más entrenan son tres días a la semana hora y media y los críos de tres años dos sesiones semanales de 45 minutos", afirma.

El judo es perfectamente compatible con los libros. Sánchez confiesa que este deporte tiene aspectos muy positivos. "Es muy llevadero con los estudios y otras actividades. Cuando llegan las edades difíciles y los chicos empiezan a salir de juerga, es cuando empiezan a entrenarse fuerte. Cuando un niño tiene once o doce años en deportes como la natación o la gimnasia, se compromete el padre. En judo el que se compromete es el chico cuando tiene 15 o 16 años", afirma.