Juan Carlos Mayo no pierde la esperanza de que Nieves, su mujer, haga carrera a pie. "Lo he intentado, pero de momento lo veo complicado", dice el maratoniano nacido en Provencio (Cuenca) hace 48 años pero afincado en Zaragoza hace ya tiempo. Mayo firmó su mejor marca en la distancia siendo veterano. En París hizo 2.31 hace once años. "He corrido 15 maratones. Ahora lucho contra las lesiones. Si me lo permite la pierna, quiero correr ahora en Valencia. Si no, haré lo que pueda", indica.

Nieves escucha a su esposo y, de momento, no hace demasiado caso a la propuesta de Juan Carlos. "Voy al gimnasio y hago deporte a mi marcha", dice Nieves. Ella es la pieza fundamental de una familia que gira alrededor del atletismo. Sus hijos Nieves y Carlos son dos de los mejores atletas júniors de España. Nieves es clavada de cara a su madre y el año pasado se llevó el bronce del Nacional juvenil de 400 lisos. Carlos es la gran estrella de fondo júnior en España tras sus títulos Nacionales de campo a través, de 5.000 y 10.000 lisos.

Nieves no es atleta, pero hace que sus atletas funcionen a pleno rendimiento. Mujer práctica y realista, es claro que no estaría en el deporte si no hubiera conocido a Juan Carlos. "Mientras estén en el mundo del atletismo, no piensan en otras cosas. Les gusta mucho este deporte y eso se les ve en las caras", afirma Nieves. Aguanta las manías y los momentos más tristes del trío. Viaja con ellos a las competiciones y les anima en las carreras. "Mi esposa se sabe las marcas de todo el mundo y controla absolutamente todo. Prepara el equipaje y la comida. Yo me enfado con mis hijos y ella nunca", dice Juan Carlos Mayo.

Larga trayectoria

Juan Carlos es médico militar. Comenzó a hacer atletismo de cadete y era velocista. "Pero lo dejé y lo retomé en Ceuta. Empecé a correr fondo porque me puse en cien kilos". Cuando la familia Mayo llegó a Zaragoza, Carlos tenía cuatro años y Nieves tres. "A base de verme correr se pusieron a hacer atletismo. Se apuntaron a la Copa CAI de cross y la ganaron formando parte del Olimpo", dice Juan Carlos.

Carlos era el atleta constante y trabajador que con los años ha sacado a relucir sus cualidades acudiendo al Europeo de cross y a pocos días de viajará a Oregon para disputar el Mundial júnior. "Le queda poco por mejorar. La cabeza la tiene perfecta, bien amueblada y sabe leer las carreras. Se sacrifica, sabe correr agonísticamente y reservarse al mismo tiempo", indica su padre. Nieves es la clase personificada. "Su calidad gigantesca, pero no tiene la constancia de su hermano. Le cuesta y duda si no tiene competencia o no se ve con la medalla. Tienen que renunciar a alguna cosa y autoexigirse un poco más", dice su progenitor.

Este no ha sido el mejor año de Nieves y fue quinta en el Nacional júnior. Pero su cabeza está llena de ilusiones. "El año que viene seré junior y quiero ir al Europeo. Tengo que hacer 54.10 en 400. Si no es este año, será otro. Pero tengo claro que lo quiero conseguir". Estudia segundo de Bachiller en El Salvador. "Estoy mucho más motivada con el atletismo que con los libros. Quiero comenzar INEF".

Carlos es un hombre completo. Lo que se dice, un buen partido. Buen estudiante de Medicina, gran atleta y con don de gentes. Su sueño es terminar emulando a su padre corriendo un maratón. "Es tan constante como yo. Quiero preparar el 1.500 de cara a la próxima temporada, pero acabaré siendo maratoniano", afirma Carlos.