José Martínez se conoce palmo a palmo el curso del Esera, desde Benasque hasta su desembocadura en el Congosto de Olvena. Desde las aguas tranquilas de los pantanos de Eriste y Seira, los estrechos del Congosto de Ventamillo o los rápidos de Campo, Murillo de Liena o Santaliestra. "El Esera es un río escuela en piragüismo y hay desde grado uno a grado infranqueable", afirma Martínez. Su amor por el río de la Ribagorza viene de lejos. Jesús, su padre, fue un destacado piragüista de la época. "Ahora tiene 74 años y está fortísimo. No se por qué. Debe ser por el deporte".

Para este montañés nacido en Huesca hace 36 años el río ha sido su medio de vida. Josero , que es como le llaman sus amigos, se convirtió en el mejor especialista nacional de aguas bravas y, como premio, acudió a los Juegos de Barcelona. No lo hizo demasiado bien.

Después cometió el único error de su vida. Se acomodó, abandonó el piragüismo de élite y empezó a trabajar en el servicio comarcal de la Baja Ribagorza. "Era muy duro compatibilizar el trabajo con el deporte. El piragüismo no me daba para vivir", dice. No quiso intentar dar el gran salto deportivo en su vida. Pero es consciente de que si hubiera seguido cuatro años sacrificándose, hubiera hecho algo gordo en Atlanta. "Esta es de las pocas decisiones que me arrepiento en mi vida", afirma.

Vida laboral

Josero si decidió arriesgarse en su vida profesional y montó una empresa junto a su padre. Se llama Esaraventura y el negocio le va de maravilla. Tiene 12 trabajadores a su cargo. Los hay de Italia, de Brasil, de los Países Nórdicos, de Bélgica y Holanda. "La gente con la que cuento es muy buena y domina varios idiomas", apunta. Todos los días el Esera se anima con las balsas neumáticas y las piragüas de la empresa de Josero .

Sigue en plena forma como cuando fue olímpico. Durante el mes de agosto lleva dos tandas de turistas que practican rafting, kayak hinchable, hidrospeed y kayak. Solo tiene a mediodía una hora para descansar. El viernes pasado se tomó un plato de espaguetis, dos lonchas de salchichón y unos trozos de chocolate mientras recordaba su vida.

"En verano es el momento para que mi empresa salga adelante. Hay días que contratan nuestros servicios 50 personas. Estos días de agosto tenemos cuatro fechas petadas y bajarán 120 personas cada jornada", apunta José Martínez.

El Esera está regulado por varias pantanos (Eriste, Seira, Paso Nuevo, Gradiello y Barasona) de Endesa. "A través de la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo nos echan un cable y nos ayudan a mantener unos niveles óptimos para mantener la actividad", explica el altoaragonés. "También hacemos el Ara en primavera y el Noguera Ribagorzana. Uno de los tramos del Ara es el más espectacular de España", explica.

Martínez es grausino de pura cepa aunque nació en el Hospital San Jorge de Huesca. "Empecé a competir a los 14 años. Cuando preparé los Juegos me desplacé en muchas ocasiones a la Seo de Urgel, que es donde estaba el canal olímpico. Pululaba por todo el mundo compitiendo y entrenandose".

Cuatro años antes de los Juegos Olímpicos había un equipo grande. Se realizaban pruebas de selección hasta llegar al año 92. "Esa temporada competimos en los Nacionales, la Copa del Mundo, la Copa de Europa y el Campeonato del Mundo. Cuatro meses antes de la competición se llevó a cabo la selección en la Seo de Urgel". Compitieron cuatro deportistas en eslalon de aguas bravas en Barcelona.

En cuanto a la competición, Martínez confiesa que le salió "fatal. Iba muy concentrado a mitad de carrera. Era de los mejores tiempos". El público se levantó cuando vió el parcial del grausino. "Me acordaré de eso toda la vida. Hubo un antes y un después después de esto y me desconcentré. Una de las últimas puertas la mandé al quinto pino. Diez segundos de penalización me llevaron 20 segundos atrás.". Martínez terminó el 35.

Estuvo en el desfile de apertura. "Fue acojonante. A mi lado estaban Carl Lewis y Larry Bird. Estaba flipando. Cuando salí del túnel el estadio estalló. Llevaba la bandera el Príncipe de Asturias", recuerda el altoaragonés.

Martínez encauzó a sus tres hijos por el mundo del deporte. "Juan Cruz es fontenero, Chus, que ha sido varias veces campeona de España de piragüismo, me echa una mano en la empresa". Josero canalizó su gran pasión como medio de vida. "Mi vida deportiva de élite la encaucé a un trabajo que me gusta y siento. Quiero que le gente que viene con mi empresa conozca el medio y cómo es la vida en un río", apunta.