Roger Federer estará en las semifinales del Abierto de Australia que ha ganado en seis ocasiones. El exnúmero 1 lo ha conseguido después de salvar nada menos que siete puntos de partido ante el estadounidense Tenys Sandgren por 6-3, 2-6, 2-6, 7 -6 (8), 6-3. El tenista suizo, de 38 años, se enfrentará en semifinales al vencedor del partido entre Novak Djokovic, actual campeón, o el canadiense Milos Raonic.

"Ha sido como un milagro! Es difícil ganar un partido después de tener tantos 'match balls' en contra", ha reconocido el mismo Federer. "Tendré que jugar mejor , porque si no, estoy seguro de que puedo irme a esquiar!", ha bromeado el tenista suizo al final del partido ante el exnúmero 1 y ahora comentarita, Jim Courier, en la cancha. Federer ya había protagonizado otra pequeña proeza en la tercera ronda ante el australiano John Millman al que ganó en otro quinto set y en el 'super tie break' después de levantar un 8-4 en contra.

Problema físico

"He tenido mucha suerte hoy", ha admitido Federer, que ha salvado tres puntos de partido con 4- 5 en el cuarto set y otros cuatro, incluyendo tres consecutivos en el 'tie break' que se ha apuntado por 10-8. En ese momento, ha explicado, se dijo así mismo "creo en los milagros", tras conseguir la proeza. El tenista suizo ha admitido que "no merecía la victoria, pero ahí estoy.......muy feliz". Federer tuvo problemas físicos en la ingle. "Mi pierna se ha tensado y me molestaba", admitió, aunque no quiso llamar al fisio. "No me gusta mostrar mis debilidades".

No es la primera vez que Federer levanta siete puntos de partido, lo hizo también en Cincinnati, en el 2003, cuando empezaba su carrera, ante Scott Draper. Viejos recuerdos del ganador de 20 Grand Slams que jugó su primer partido en Australia en el 2001. Su rival este martes, Sandgren (número 100 mundial), no olvidará esta derrota en mucho timpo.

El desconocido tenista estadounidense, vestido en la pista como si fuera Rambo, con pantalones cortos a topos blancos y verdes, una camiseta sin mangas y una cinta verde atada a la cabeza ha luchado más de tres horas para conseguir la que hubiera sido su mejor victoria como tenista profesional, después de haber alcanzado el año pasado también los cuartos de final en Melbourne.