Los dos mejores jugadores suizos, Roger Federer y Stan Wawrinka, han dado este sábado a su país el segundo punto de la final de la Copa Davis tras derrotar a los franceses Richard Gasquet y Julien Benneteau por 6-3, 7-5, 6-4, por lo que están a uno de levantar la primera ensaladera de su historia.

Suiza dispondrá este domingo de dos oportunidades para lograrlo, 22 años después de disputar su única final de esa competición. Francia, por su parte, está condenada a ganar los dos partidos que restan, los que medirán sobre la tierra batida del Estadio Pierre-Mauroy de Lille a los dos mejores de cada equipo: Federer y Jo-Wilfried Tsonga, y a los dos segundos, Wawrinka y Gael Monfils.

CAMBIO DE PLANES EN EL EQUIPO SUIZO

El capitán suizo, Séverin Lüthi, se lo ha jugado todo en este doble, al alinear a sus dos mejores hombres, y el resultado le ha dado la razón, por el punto y porque lo han logrado en poco más de dos horas, sin demasiada fatiga. Los helvéticos han recuperado así la ventaja moral que habían cedido la víspera tras la derrota de Federer ante Monfils y con las dudas sobre el estado del número dos mundial por su reciente lesión de espalda.

Por su parte, el capitán francés, Arnaud Clément, ha especulado con la posibilidad de situar a Tsonga junto a Gasquet, pero finalmente, por motivos no aclarados, ha mantenido los planes previstos. Tsonga, el francés mejor situado en el 'ranking' (12º del mundo), perdió su duelo del viernes contra Wawrinka y apareció llorando en la pista cuando sonaban los himnos antes de comenzar el dobles.

La pareja francesa ofrecía pocas garantías, pues apenas han jugado juntos, nunca en Copa Davis, aunque en su hoja de servicios figura el haber ganado la medalla de bronce en los Juegos de Londres del 2012. Además, Benneteau es el quinto mejor doblista de la clasificación, aunque con su pareja habitual, Edouard Roger-Vasselin, con quien acaba de disputar el Masters de Londres.

La prueba ha resultado un fiasco, no ha habido química entre ellos y han quedado a merced de dos grandes tenistas, el número 2 y el número 4 del mundo, también poco habituados a jugar juntos, que no ganaban un partido desde el 2011 como pareja pero a quienes les ha bastado con apoyarse en su calidad individual para alzarse con el triunfo.

COMPENETRACIÓN TOTAL

Bien en el servicio --Federer apenas ha dado muestras de tener molestias en la espalda--, sólidos en la volea, los suizos han reverdecido laureles muy lejanos, porque acumulaban cuatro derrotas desde el oro de los Juegos de Pekín. Los dos suizos han estado, además, bien compenetrados, sin sombra del contencioso verbal que, al parecer, tuvieron en el pasado Masters de Londres.

En la primera manga, han roto el servicio francés en el sexto juego, con saque de Benneteau. Han acelerado los franceses en el siguiente set, sobre todo cuando ha sacado Wawrinka, pero no han logrado apuntarse ninguna de las cinco bolas de rotura que han tenido. Más eficaces, los suizos se lo han arrebatado, esta vez a Gasquet, para apuntarse el 2-0. En la recta final, Federer y Wawrinka han puesto sobre la mesa su experiencia, su calma, para ganar la tercera manga, tras romper el servicio de Benneteau en el quinto juego.

LOS PARTIDOS DEL DOMINGO

En el duelo entre números 1, Federer abrirá contra Tsonga, su verdugo en la final del pasado Master 1.000 de Toronto, pero que ha perdido 11 de los 17 duelos disputados. Este año se han medido en tres ocasiones, con dos triunfos para Federer, que ganó en Montecarlo el único de ellos en tierra batida, y en el Abierto de Australia, el único a cinco sets. A menos que Tsonga tenga problemas físicos y Clément alinee a Gasquet, que solo ha ganado al suizo en dos ocasiones de 14.

Si Federer no cierra la final del único trofeo que falta en su palmarés, la Davis 2014 se jugará en un cara o cruz entre Wawrinka y Monfils, igualados a dos en sus duelos directos, ninguno de ellos en tierra batida. El francés estará obligado a otra gesta, como la de la víspera contra Federer, pero esta vez decisiva. El número 19 del mundo tendrá entonces en sus espaldas la responsabilidad de levantar la 10ª ensaladera francesa, la primera desde el 2001. Por su parte, Wawrinka, que vive un año de ensueño tras haber sumado en Australia su primer Grand Slam y después de haber ganado en Montecarlo, podría agrandar su gloria con un trofeo que toda Suiza espera.