El Fénix ha logrado el pequeño milagro que el rugby se haya convertido en un deporte popular para los más pequeños. La entidad más veterana de Aragón con 32 años de vida y presidida por Juan Arias promocionó el año pasado el noble deporte. Partió de cero desde el mes de mayo y el trabajo en colegios e institutos dio sus frutos tras diez meses de labor. Ocho profesores dieron a conocer el rugby en la clase de Educación Física. Fueron un total de 250 sesiones a 5.400 niños.

El Fénix puso la semilla que ha dado sus frutos. "Tenemos una escuela en La Granja con 60 chavales. La otra está ubicada en el campo del velódromo. Hay hasta 40 infantiles, cadetes y el grupo femenino", indica Adolfo Escola, el coordinador de la sección. Los resultados de la popularización del rugby han sido magníficos. "Si no se ofrece el rugby, es difícil que lo conozcan los niños. En la televisión sale poco, las reglas son desconocidas para los chavales y hasta se confunde con el fútbol americano. Ofrecemos al colegio una charla de educación física, sesiones de 50 minutos desde los 7 a los 16 años y ha funcionado muy bien", dice Escola. Las clases se imparten de manera desinteresada. "No cobramos nada al colegio. Nos cuesta dinero dar las clases y lo hace gente preparada. No tenemos ningún ingreso", explica Escola.

Explosión

Esta explosión del Fénix Club de Rugby se produce en uno de los mejores momentos en la historia del club zaragozano. El curso en el que su equipo sénior A ha subido a la División de Plata del rugby nacional. "El Fénix ya está entre los 40 mejores equipos de España. Esperamos que el Ayuntamiento y el Gobierno de Aragón nos echen una mano. Se disparará el presupuesto y pasará de los 100.000 euros. Esperemos que alguien se involucre puesto que el presupuesto es complicado de cuadrar. En División de Honor hay que desplazarse en el grupo a Valencia, Cataluña y Mallorca. El primer equipo son todos chavales de la casa. No cobran, sino que pagan por jugar", explica Carlos Ezquerro, uno de los fundadores e impulsores del club.

El tópico dice que el rugby es un deporte de contacto, pero muy noble. En la práctica esto es cierto puesto que el ambiente es fenomenal en los equipos aragoneses. "El ambiente del rugby es muy familiar. Con los chavales hacemos el Tercer Tiempo y en los viajes viene la familia. Tiene pocas similitudes con el fútbol. En el rugby no se ve a un jugador que finja una lesión o cuestionar la decisión de un árbitro. Si lo hace, es recriminado por los jugadores de ambos equipos", apunta Carlos Ezquerro.

Fénix disputa los Juegos Escolares en una competición en la que prima la diversión antes que la lucha por los puntos. "Nos juntamos una vez al mes y nos desplazamos a Ejea, Tarazona, Teruel... En estas edades la competición es secundaria, lo esencial es que aprendan y que se diviertan. Se entrenan dos días a la semana", dice Escola. El rugby en Aragón tiene muy buena salud y los equipos más importantes son Ejea, Tarazona, Universitario, Jaca, Somontano y Teruel junto al Fénix. "En chicas hemos creado este año un equipo y se hace una competición de seis equipos. Tenemos 19 fichas con jugadoras de más de 17 años", dice Ezquerro.

El problema más latente del Fénix son los campos que utiliza para entrenarse en La Granja y el Velódromo. "El Ayuntamiento de Zaragoza nos cede de forma gratuita La Granja para la escuela cuatro horas a la semana. Sin embargo, en el velódromo pagamos una barbaridad porque lo gestiona la federación aragonesa. Los fines de semana que tenemos partidos pagamos por el campo 690 euros a la territorial, una entidad que está, en teoría, para promocionar el rugby. Nos sale más barato irnos a jugar fuera de Zaragoza", explica con ironía Ezquerro.