Es joven pero sabe. Y mucho. Y es valiente. Y si le preguntas, te lo suelta. «Hamilton, Rosberg, Ricciardo, Vettel y Alonso». Ese es el pronóstico de Dani Juncadella para el Gran Premio de España. Y el piloto catalán, que la próxima semana se encargará de los tests con Force India, se equivoca poco. Fue de los primeros en vaticinar el amplio dominio que iba a ejercer Mercedes, su escudería madre. «Aquí han traído mejoras de tres o cuatro décimas». Y sí, aunque Red Bull y Ferrari también han mejorado, la brecha sigue siendo la misma, un segundo por vuelta entre el primer Mercedes y el resto del mundo, encabezado esta vez por Daniel Ricciardo. La primera carrera de Europa no trae cambios, este Mundial es cosa de Lewis Hamilton y Nico Rosberg, otro mano a mano más. Y pinta que será el cuarto doblete.

«Sabíamos que era difícil, pero con las mejoras que traíamos estábamos convencidos de que íbamos a recortar la brecha con los Mercedes, pero se ve que ellos también han trabajado bien, y las cosas siguen como estaban: un segundo», se lamenta Ricciardo, uno de los protagonistas del principio de temporada, capaz de someter una y otra vez a Sebastian Vettel, todo un tetracampeón.

PARÓN DE VETTEL / Y mucho tienen que cambiar las cosas para que no se repita la historia en Montmeló, porque Vettel se perdió las dos sesiones de ensayos libres por una avería eléctrica en su coche, con chasis antiguo. «Es un problema pequeño de grandes consecuencias», explicó el alemán sobre el calentamiento de parte del sistema eléctrico, lo que obligó a Red Bull a cambiar todo el cableado, y no es poco, porque un F-1 actual, con dos recuperadores de energía, baterías y dos motores eléctricos, contiene 10 kilómetros de cable. «Daniel ha hecho un buen trabajo, así que espero que nos sirva para la puesta a punto de los dos coches», añade el alemán.

Vettel intentará rehacerse para luchar por el podio contra su compañero, una pelea a la que Alonso le gustaría sumarse, pero que parece imposible al haber quedado ayer a un segundo y medio del mejor. «Insisto, no sería realista decir que nuestro objetivo es el podio, pero en China tampoco estaba en nuestros cálculos y lo conseguimos», explica el asturiano, vencedor en dos ocasiones en Montmeló. Este no es el año de Ferrari. No tienen absolutamente nada que hacer frente a los Mercedes. «La diferencia es muy grande, no solo en puntos, sino en rendimiento», reconoce el asturiano.

FERRARI SE LO PIENSA / Ahora el equipo debe decidir si lucha por la segunda posición contra Red Bull o por la tercera frente a McLaren, Force India o Williams. Todo dependerá del nivel que alcancen en las tres próximas carreras, la de este fin de semana en Barcelona, y la de Mónaco y Canadá, donde se acabará el programa de evoluciones que ya está en marcha. Según el rendimiento que alcancen en Montreal, decidirán la estrategia a seguir a partir de entonces: mantener la apuesta por el 2014 o centrarse ya en el 2015.

«Espero que el coche sea competitivo en Canadá, pero también sé que se necesita una revolución para mejorar la organización», explicó Luca Cordero de Montezemolo, inesperado visitante un viernes en Montmeló, quizá como apoyo a su hombre de confianza Marco Matiacci, encargado de realizar esa «revolución en la organización», que se barrunta como una gran purga. «No se puede tener piedad en ningún negocio», apunta el italiano. Pero Montezemolo sigue necesitando un técnico que ponga orden en Maranello y para eso ha tentado a Ross Brawn, exjefe de Mercedes. El inglés visitó Maranello la semana pasada, pero tienen muy difícil convencerle. No lo harán con dinero porque a Brawn le sobra. Le falta motivación, el mismo motivo por el que dejó al equipo alemán el año pasado, incluso sabiendo que esta temporada serían poco menos que invencibles.