Carlos Moyá se sintió feliz por una vez en Wimbledon. El mallorquín se clasificó para los octavos de final por primera vez en siete participaciones en el torneo al vencer ayer al ruso Dmitry Tursunov (6-1, 6-4, 7-5). Nunca había llegado tan lejos en este escenario. Pero este año Moyá se ha preparado la cita a conciencia llegando una semana antes para aclimatarse a la hierba.

Ayer Carlos Moyá tuvo un doble premio a ese esfuerzo. El primero, entrar en la semana grande del torneo, y el segundo recuperar el puesto de número 1 español que le arrebató a Juan Carlos Ferrero después de que el valenciano fuera eliminado por el estadounidense Robby Ginepri con un tanteador de 6-3, 6-4 y 6-1.

Ferrero defendía 150 puntos al haber llegado el año pasado a octavos pero él mismo admitió ayer que no confiaba en poder repetir ese resultado esta vez. "No estoy en mi línea de juego, me faltan reflejos y no tengo confianza", se lamentó el valenciano. Una confianza que, en cambio, parece que le sobra a Moyá en estos momentos. "Esta es la primera vez que me siento cómodo en esta superficie. Ahora sé como tengo que jugar", admitió ayer el mallorquín, que el próximo lunes se enfrentará al australiano Lleyton Hewitt, campeón de la edición del 2002 en Wimbledon.

CUENTA PENDIENTE Un partido que Moyá se quedó con las ganas de jugar el pasado mes de diciembre en la final de la Copa Davis en Melbourne. "La situación es distinta. Allí podía haber estado en juego la Ensaladera y yo tenía unas enormes ganas de jugar y ganar a Hewitt. Me sentía fuerte y preparado", confesó el tenista.

El lunes la situación será muy distinta. En juego no está la Copa Davis, pero Moyá sueña con derrotar al australiano. No será fácil. Ayer Hewitt, que aún no ha perdido un set en Wimbledon, se deshizo del croata Goran Ivanisevic con una facilidad aplastante (6-2, 6-3, 6-4), en un partido muy especial para su rival que, a sus 32 años, puso final a su carrera sin importarle demasiado que fuera con derrota. Ivanisevic se despidió como había soñado, aclamado por 15.000 espectadores en la pista central del All England Tennis Club y enfundado en una camiseta con el número 10 del equipo de fútbol de Croacia.