Consumada la marcha de Neymar al PSG, al Barça se le acumula el trabajo en la secretaría técnica, en ebullición desde hace días porque ante la fuga de la estrella brasileña, que dejará 222 millones en la caja, toca responder con fichajes valiosos. Neymar pone rumbo a París y la banda izquierda del Camp Nou queda huérfana por la marcha de su dueño durante las últimas cuatro temporadas. Y no solo eso. El tridente, el mejor ataque del mundo (Messi, Suárez y Neymar) queda cojo, a la espera de uno o varios relevos, aunque nada será lo mismo. Y en ello anda el Barça.

Varios son los nombres que llevan días sonando como piezas de recambio de Neymar. El de Coutinho, del Liverpool, es el que lo hace con más fuerza porque es el que está más avanzado. El martes, Robert Fernández, secretario técnico; Raül Sanllehí, director de fútbol, y Albert Soler, director de deportes profesionales, se encontraban en Liverpool ofreciendo más dinero por el interior brasileño, de 25 años, con quien el club azulgrana ya tiene cerrado un acuerdo para las próximas cinco temporadas. Ahora toca convencer al club de Anfield, al que por ahora no le ablandan los 80 millones que ofrece el Barça.

El deseo es cerrar esta operación durante esta misma semana para centrarse luego en otro de los refuerzos por los que suspira. Se trata de Dembélé, el habilidoso extremo francés de 20 años del Dortmund al que Robert ya quiso traer la pasada temporada. Sin embargo, Dembélé, que puede jugar tanto por la derecha como por la izquierda, se decantó por el club alemán, que pagó 15 millones al Rennes. El Dortmund exige más de 80 millones.

Otro de los nombres que también ha irrumpido en las últimas horas es el de Antoine Griezmann, pero los 200 millones que le puso el Atlético de cláusula para este verano (a partir del 1 de septiembre se reduce a la mitad) hacen imposible la operación. Lo mismo sucede con Mbappé, la rutilante perla del Mónaco, por el que el Real Madrid ofrece 180 millones de euros.