"No descansaré hasta conseguir la Décima". Son palabras de Florentino Pérez a sus socios en las últimas asambleas. El presidente del Madrid pasó del terror al éxtasis en el giro de cabeza de Sergio Ramos previo al gol del empate del Madrid. Eso y los tres tantos en la prórroga cuadraron las cuentas del dirigente blanco y frenaron en seco la ansiedad de una afición cansada de ver a su equipo caer en la orilla. Todo eso provocó que la fiesta en La Cibeles terminara de día después de que miles de seguidores blancos esperasen durante más de seis horas la llegada de sus ídolos. Por la tarde, tras visitar Comunidad y Ayuntamiento, la celebración pasó al Bernabéu.

La fiesta debía acabar a las cuatro y media de la mañana, según había previsto la delegación de Gobierno debido a la jornada electoral del domingo. Sin embargo, la primera celebración terminó dos horas después, en pleno día. Ramos, el hombre del partido, ejerció de maestro de ceremonias. Él fue quién anudó al cuello de la diosa Cibeles la bandera del club después de que Casillas le cediera ese honor. El central blanco no perdió el tiempo y respondió a los jugadores del Atlético por los cánticos tras lograr el título de Liga.

"Jugadores, jugadores, hemos venido a ganar. Que se enteren los indios quién manda en la capital", dijo el defensa andaluz antes de dirigirse a Cristiano para gritarle "viva la madre que te parió". Luego llegó el turno de Casillas, que tomó el testigo para asegurar que el tanto de Ramos en el tiempo añadido "lo habéis metido entre todos". La euforia se desató cuando Ramos cumplió con el ritual de coronar a La Cibeles.

Lo peor de la noche fueron los más de 200 heridos, según informó emergencias Madrid. De ellos, 37 fueron trasladados a distintos hospitales. El otro punto negro de la noche fueron las bengalas que exhibieron algunos seguidores. También se vio una en el autobús descapotable del equipo.

La fiesta tuvo su continuidad por la tarde cuando toda la plantilla blanca y la directiva se trasladaron a la Comunidad de Madrid. Allí esperaban miles de personas. Florentino tomó la palabra para confirmar que la Décima se había convertido "en un sueño obsesivo". "Decía Ancelotti que la felicidad es dar felicidad y hoy el madridismo vive la felicidad plena. Los jugadores lo dieron todo y solo así se llega a la cumbre. También quiero mostrar mi reconocimiento al Atlético por llegar a la final", dijo el presidente del Madrid.

El título logrado el sábado le quita a Florentino muchos obstáculos de su camino. Uno de ellos, Ancelotti, que tenía muchas papeletas para salir del club de no haber logrado tan preciado tesoro. Los 100 millones pagados por Bale hubieran supuesto otro tema espinoso para el dirigente blanco, por no hablar de Casillas con su fallo en el tanto de Godín. La autopista hacia la Premier habría estado servida para el capitán blanco, que ha ganado las dos competiciones en las que ha participado.