El Zaragoza tenía una asignatura pendiente en esta temporada que por fin aprobó ayer. Dada la facilidad, sobre todo últimamente, con la que sus rivales le golpean primero, el conjunto aragonés contaba con una pesada losa al no haber sido capaz de remontar para ganar ningún partido donde el enemigo había marcado el primer tanto.

Lo había rozado varias veces en los últimos partidos, por ejemplo ante el Recre en Huelva, con Paco Herrera, o en Vitoria contra el Alavés y en Soria frente al Numancia, ya con Víctor, donde empezó perdiendo en esos tres partidos, remontó para ponerse por delante y acabó cediendo dos puntos con un gol de sus rivales en la media hora final. Esta vez en Córdoba no se repitió esa historia, sobre todo porque el gol de Roger ya supuso el final, no se jugó más tras esa acción sobre la bocina para que el Zaragoza pusiera fin a su maldición.