Julio Benedé es toda una institución en el Club de Montaña Pirineos. Criado en el barrio zaragozano de Torrero, este veterano deportista de 60 años vive en Bagüés, un pequeñito pueblo de las Altas Cinco Villas a 850 metros de altura. Benedé es un gran enamorado del esquí de montaña y se conoce palmo a palmo las laderas nevadas del Pirineo aragonés. Algunos en su club le conocen como el Tigre del Balneario de Panticosa, porque pasa mucho tiempo en este rincón de Aragón.

El CM Pirineos llevaba ya muchos años haciendo la Travesía Club de Montaña Pirineos en el entorno de la estación de Formigal y del Anayet. La decana del esquí de montaña en Aragón alcanzaba este año su trigésimo quinta edición, se celebraba el Campeonato de Aragón y decidió dar un giro de 180 grados. «Todo fue una genialidad de Julio Benedé», explica Santiago Albesa, el director de la travesía que se disputó el pasado domingo. «Él nos ha ayudado a desplazarnos al entorno del Balneario de Panticosa. Unos días antes nos enseñó el recorrido y la verdad es que nos encantó. Es genial porque tiene una gran seguridad y no cruzas valles. No sabíamos que existía una subida a la Mayata de los Arnales y un descenso al Bozuelo, que es paralelo a la Cuesta del Fraile», asegura Albesa.

Con la misión muy bien cumplida, Julio Benedé decidió disputar el pasado domingo la categoría popular de la travesía. «Lo liberamos para que hiciera lo que quisiera. Se sabía la carrera de memoria y la podría haber hecho a ciegas», reconoce Albesa.

El experimento se complementó con la colaboración entre el Club de Montaña Pirineos y el Panticosa Esquí Club en la travesía y en el IV Trofeo Panticosa-Los Lagos que se celebró un día antes y en el que se jugaba el Campeonato de Aragón de Ascenso. «El 80% del éxito de una prueba es el buen tiempo. Hizo un fin de semana espectacular. Luis Alberto Hernando, que fue segundo el sábado y ganó el domingo, nos felicitó y nos dijo que la travesía había sido la mejor carrera que había hecho este año».

El recorrido de la travesía tenía un desnivel de 1.600 metros y no ascendía ningún pico. «Lo hicimos así por tema de seguridad. Los corredores quedarían más lejos de la meta y la nieve sería más dura. Y eso que tuvieron que hacer un corredor con crampones. Desde la salida en la Casa de Piedra dieron unas zetas en el Balneario de Panticosa y afrontaron el primer ascenso al Mirador de Ordicuso, a 2.115 metros de altitud. Tras un descenso breve subieron la Loma de Mayata Alta de Argualas. En esta prueba de dientes de sierra volvieron a bajar para afrontar el ascenso a la Loma de Arnales, el techo con 2.300 metros, y después bajar al Bozuelo. El último ascenso era la Loma de Lumiacha, para afrontar la bajada hasta el balneario. La meta estaba situada junto al Hotel Continental.

Los mejores

La prueba la ganó Luis Alberto Hernando, seguido de Antonio Blanco y Kiko Navarro. Los tres pertenecen a la Guardia Civil. En chicas venció Isabel Montañés a Mónica Sáez. Ambas son militares. La tercera fue Luisa Romerales, de Peña Guara. La travesía contó con la ayuda de 55 voluntarios. «Había siete controles de paso y en cada uno de ellos se colocaban tres o cuatro personas. También se dispusieron en las plataformas para realizar las transiciones. En el balneario se colocaron en los cruces de las zetas y en la salida y en la llegada 15 voluntarios», explica Albesa. De cara al año que viene la prueba regresará al Balneario de Panticosa. «Hemos recibido muchas felicitaciones y seguiremos en la misma línea puesto que ha quedado un muy buen sabor de boca».

El Trofeo Panticosa-Los Lagos, que se celebró un día antes, lo organizó el Panticosa Esquí Club, una entidad volcada con el esquí alpino que tiene 350 socios. La prueba tenía un desnivel de 700 metros, una longitud de cinco kilómetros y la meta estaba colocada en la cota de 1.900 metros. Las tres primeras mujeres fueron Maite Maiora, seguida de Mónica Sáez y Alba Martos, mientras que en hombres Kiko Navarro se impuso a Luis Alberto Hernando y Antonio Blanco.