Se podía presuponer que ahora habría muchísimos nervios, la posibilidad de ascender a Primera División, un día especial, de transistores, emoción, de champán descorchado o caras largas al final de la noche, pero quién le iba a decir al Huesca hace apenas unas pocas semanas que llegaría a su última estación ya de regreso a la élite, calmado y esperando pacientemente que acabe todo después de un año de mucho sufrimiento entre episodios extradeportivos, problemas para confeccionar la plantilla, una pandemia, momentos difíciles de resultados… Un totum revolutum que ha terminado con regusto dulce.

Y habrá quién piense (aviso, equivocado está) que el Huesca no se juega nada, que el encuentro de este lunes a las 21.00 horas en Gijón ante el Sporting es un trámite, un pasatiempo. Pero no, el conjunto altoaragonés se juega ser el campeón de Segunda División, el mejor equipo de plata.

Lo tuvo mucho más fácil hace dos campañas, cuando era líder y se lo jugaba frente al Rayo Vallecano, aunque finalmente ese premio se esfumó. Ahora es complicado, pero no imposible. Las cuentas son sencillas: necesita ganar al Sporting y esperar un favor del Albacete, que juega en Cádiz. Visto así podría parecer, cuanto menos, complicado, pero pensado fríamente no lo es tanto, porque los manchegos se juegan la vida, la permanencia en Segunda División, y el Cádiz lleva ya una semana ascendido. Remota opción, pero real.

Ese mismo deseo es el que expresó Míchel en la previa del partido: «Vamos con la intención de sumar los tres puntos y ver las posibilidades que hay de ser campeones. Queremos luchar por eso porque es un objetivo precioso y el Huesca podría tener una copa que no ha tenido en su historia. Sería el colofón a una gran temporada», aseguró.

Además, en cuanto al aspecto deportivo, «es hora de dar lo que se merece a cada uno», así que, aunque quiera el campeonato de Segunda, lo más lógico será que haga muchas rotaciones, que dé descanso a jugadores importantes y con carga de minutos y le dé la alternativa a otros que no han dispuesto de tanta participación durante la campaña.

Por ejemplo, en la portería podría regresar Rubén Yáñez en lugar de Álvaro Fernández, quedarse en el banquillo los incombustibles Mosquera, Mikel Rico, Pulido o Ferreiro y que dispongan de más minutos futbolistas como Eugeni, Datkovic, Sergio Gómez, Mboula, Nwakali o Cristo, aunque habrá que ver por qué reparto apuesta Míchel de primeras y durante el encuentro. «Sabiendo que ha habido tan pocos días de descanso, hay jugadores que tendrán la oportunidad que se merecen», apostilló el madrileño.

En cuanto al Sporting, poco queda por contar más allá de que casi seguro será el último encuentro de Djukic en el banquillo, que tampoco se juega nada y que tiene una interminable lista de bajas, especialmente en defensa.