Esta mañana dos hombres saltarán a la Rod Laver Arena dispuestos a dar una nueva prueba de superación en la final del Abierto de Australia (9.30 horas), convencidos de que a pesar de haber superado la treintena aún tienen algo que decir en el mundo del tenis: el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer. Cuando se están buscando ya sustitutos para jubilarles, a ellos y al británico Andy Murray y al serbio Novak Djokovic, surgen de nuevo dos tenistas capaces de asombrar todavía y demostrar que no están enterrados, sino todo lo contrario, porque ante el empuje de los jóvenes han sabido mejorar su tenis, para adaptarlo a la velocidad y la fuerza de ahora.

«Hay una nueva generación que está ahí y es muy buena pero en este torneo no ha estado», señaló Nadal al referirse a los jóvenes que apuntan al relevo. De todos ellos, el alemán de origen ruso Alexander Zverev, de 19 años, es el único que ha alcanzado los cuartos de final del primer grande del año, para caer precisamente con el español. El mérito de los dos finalistas es que aún teniendo Rafa 30 años y Federer 35, ambos han llegado a la final sin vitola de grandes favoritos, regresando al circuito a principios de este mes tras sus respectivas lesiones.

El español, tras recuperarse de una lesión en la muñeca que le tuvo apartado desde el Masters 1.000 de Shanghai, casi dos meses y medio, y Federer, después de caer en Wimbledon, en julio, casi seis meses más tarde. De ahí la frase de Rafa: «Será especial para los dos». Y la de Roger: «Hace muy poco estábamos los dos solo para jugar partidos de caridad». Esta es la grandeza de ambos, y al final, el estadounidense Andy Roddick se salió con la suya, al ser el único que defendió que una final entre estos dos jugadores sería única, y «posiblemente la mejor de la historia». Se demostrará esta mañana, aunque los precedentes, su rivalidad, y diferentes estilos de juego, así lo auguran.

Históricamente, Nadal domina a Federer con 23 victorias por 11 derrotas, y jamás ha perdido con él en este torneo, imponiéndose al suizo las tres veces que se han medido en Melbourne Park: en la final del 2009 (7-5, 3-6, 7-6(3) 3-6 y 6-2) y en las semifinales del 2012 (67(5), 6-2, 7-6(5) y 6-4) y en la del 2014 (7-6(4) 6-3 y 6-3). Será el duodécimo encuentro entre ambos en el Grand Slam, con 9-2 para Nadal, y el noveno entre ambos en finales de este tipo, también con ventaja de Nadal por 6-2. Además, será la final del Grand Slam número 28 para Federer y la 21ª para Nadal, y el ganador marcará el récord de más años desde que ganó por primera y última vez este torneo. Nadal ha esperado ocho años, mientras que Federer ha aguardado siete. Boris Becker (1991 a 1996) y Andre Agassi (1995 a 2000) lo tenían hasta ahora. El récord total en el Grand Slam es de Jimmy Connors, que ganó Wimbledon en 1974 y luego en 1982.

«Es un partido muy especial, bonito, y me alegro de que los dos podamos competir el uno contra el otro en un escenario como este», avanzó Nadal sobre el duelo. «Significa mucho para los dos, y más viniendo los dos de donde venimos», observó, para recordar que se trata de una cita que reivindica el esfuerzo.

RESPETO/ «Es un partido más para nuestra historia, dentro de la rivalidad, y la historia reciente de nuestro deporte, de los más especiales que se han vivido», añadió, «y hay que estar agradecidos a la vida por habernos dado otra oportunidad de estar aquí». Federer respeta a Nadal, no solo porque el español le ha ganado más veces, sino porque su resurgir tras las lesiones, le ha inspirado para alargar su carrera. «Soy el fan número uno de Rafa», dijo el suizo tras ganar a Wawrinka.

«Estoy en la final y ahora sé que tengo la oportunidad de ganar el domingo, y estoy en una buena posición para hacerlo», dijo Roger antes de conocer quién sería el adversario en el partido grande del torneo. Federer calificó a Nadal de «jugador increíble», con golpes que «nadie más tiene», y que es capaz «de regresar después de muchas lesiones» por lo que le profesa ese profundo respeto del que presume. Esta mañana el mundo conocerá al nuevo campeón y en cualquier caso, el que venza habrá escrito una nueva página para aumentar su leyenda y la del tenis.