Bobby Fischer se enfrenta al peor jaque mate. El más grande de los maestros del ajedrez se encuentra detenido en una celda del aeropuerto japonés de Narita desde el 13 de julio y está a sólo un paso de ser extraditado a EEUU. Allí le espera una multa de 208.000 euros, 10 años de cárcel o ambas condenas.

El neoyorquino está perseguido en su país desde 1992 por saltarse las sanciones a la antigua Yugoslavia y disputar en Montenegro una reedición del histórico encuentro con el ruso Boris Spassky, que le convirtió, 20 años antes en Islandia en el primer y único campeón mundial de EEUU y en un héroe nacional, el hombre que acabó con el imperio ruso. Fischer cobró casi tres millones de euros, violando la ley estadounidense que prohibía los acuerdos comerciales con el país.

El excéntrico maestro, que ha vivido los últimos 30 años de los 61 que tiene exiliado y recluido, fue detenido por las autoridades niponas por viajar con un pasaporte no válido cuando intentaba viajar a Manila. El documento había sido revocado en diciembre del año pasado por la embajada estadounidense en la capital de Filipinas, uno de los países donde Bobby Fischer ha vivido durante los últimos años.

Los partidarios del ajedrecista están enviando peticiones a Bush para que se le perdone, pero es poco probable al haberle llamado "retrasado y haber declarado respecto a su país que desea verlo "borrado del mapa".