El Madrid está roto y la desunión es total. Florentino Pérez no volvió el miércoles a Madrid con el equipo. Se metió en su avión privado y se fue a Mallorca reflexionar sobre la caótica situación en la que ha entrado el club blanco. Raúl, Zidane, Figo y Cambiasso se quedaron en Mónaco, y Salgado y Raúl Bravo tomaron otro vuelo privado a Marbella. Mientras, Jorge Valdano quiso asegurarse en el avión de regreso a la capital de que Carlos Queiroz se sentía aún con fuerzas para mantener una nave que amenaza con irse a pique. Sólo queda la Liga como única tabla de salvación.

Después de una derrota tan dura como la del estadio Luis II, lo más sensato parecía mantener la unidad entre todos los estamentos del club. No fue así porque la desbandada fue casi general. El presidente del Madrid fue el primero en quitarse de enmedio. Después del partido bajó al vestuario a dar una palmadita de ánimo a los jugadores y se marchó a toda prisa hacia el aeropuerto. No hizo ninguna declaración ni cambió su agenda, en la que estaba previsto volver a su yate anclado en la isla balear. Allí Florentino meditará las medidas que adoptará para cortar la crisis más grave de su mandato.

TREMENDA DECEPCION La cara de los jugadores que tomaron el avión a Madrid mantenía aún las huellas de su tremenda decepción. Helguera recordó la ley del silencio que se autoimpuso tras ser multado por el club por airear las carencias del equipo. A pesar de ello, el central se mordió la lengua y sólo murmuró: "Estoy muy mal, muy mal".

Tampoco Queiroz tenía ningún motivo para estar feliz. El técnico portugués departió con Valdano durante el vuelo de regreso a Madrid. Su continuidad parece ahora menos segura que hace una semana, cuando Pérez y Valdano aseguraban que cumpliría el año de contrato que le queda. "Tras los análisis finales se decidirá el futuro del técnico, pero en la época de Florentino se han respetado los contratos", dijo Valdano en Antena 3.

Previamente, Valdano había expresado en la página web de club las cicatrices que ha dejado la eliminación en la Champions. "La derrota aún duele. Las frustraciones enseñan mucho y ésta ha sido una de las grandes que hemos tenido en los últimos cuatro años. No es el momento más adecuado para hacer los análisis, aunque lo de Mónaco ha sido uno de esos impactos que obligan a sacar algunas conclusiones".