Otra vez las obras, aunque en esta ocasión de bastante más envergadura que las de los retretes puestos como excusa para no ceder el Bernabéu para la final de Copa del 2012. Tres años después, en el 2015, ni eso, negativa rotunda a albergar la final que tenían que jugar el Athletic y el Barcelona y que ambos querían jugar en el recinto blanco. Esta vez, al día siguiente de conocerse el segundo finalista, y anticipándose al engorde de la controversia, Florentino Pérez dejó claro que no hay posibilidad de que Barça y Alavés disputen la final del 27 de mayo en el Bernabéu.

Las obras de remodelación del estadio comenzarán en la fecha prevista, el 14 de mayo, al día siguiente del último partido de Liga en el Bernabéu, contra el Sevilla. Así lo acordó la directiva después de que el Ayuntamiento diera luz verde al proyecto de remodelación en noviembre.

Pérez aprovechó la presentación del libro La Undécima, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubs para acabar con las especulaciones. «En el Bernabéu no se puede jugar la final porque hay obras. Tenemos que cumplir con la licencia», declaró.

Unas horas antes, el vicepresidente de la Federación Española y exvicepresidente del Barcelona, Joan Gaspart, le había retado a que tuviera «narices de escribir una carta y decir que no quiere que se juegue en el Bernabéu». Lo hizo en los micrófonos de SER Catalunya, en el programa Qué t’hi Jugues, donde incluso le sugirió el contenido textual de un hipotético comunicado: «Señores de la Federación, antes de que nos lo soliciten, no nos lo pidan porque no queremos esta gran fiesta del fútbol español». «Pero que no se inventen historias de lavabos», añadió Gaspart, que en 1997 saltó al césped del Bernabéu para dar con los jugadores azulgranas la vuelta de honor tras ganar la Copa al Betis.

Pérez, por tanto, no ha esperado ni a que la RFEF ni los finalistas formalicen una solicitud oficial. El dirigente está convencido de que la actitud del club catalán no es más que un intento de provocar una polémica artificial, ya que se daba por hecho que la federación atendería la oferta del Atlético de acoger la final en el Calderón como acto de despedida y cierre del estadio.

Al Alavés no le importaría jugar en el Calderón, pero prefiere San Mamés. El gran problema es que tres días después se celebra en el estadio del Athletic un concierto de Guns N’ Roses y se necesitan al menos ocho días para acondicionar el estadio. Si no podría aceptar jugar en el Camp Nou.