En oceáno revuelto, la natación aragonesa, castigada por la crisis, se mantiene a flote, esperando a que pase la marea e intentando aprovechar el efecto mediático del mundo de la piscina en España tras los éxitos de Mireia Belmote y Melanie Costa. Como al resto de deportes minoritarios, los problemas económicos han llegado la natación en Aragón, especialmente en lo relativo al número de competidores. "Estamos notando la crisis. Las piscinas cubiertas son caras y pertenecer a un equipo de natación tampoco es barato. Lo es mucho más jugar a fútbol, por ejemplo. Pero no es una caída grande", explica Guillermo Kleingries, presidente de la Federación Aragonesa de Natación.

"Hasta ahora siempre íbamos en aumento, pero últimamente mucha gente se ha dado de baja de los clubs, aunque nos mantenemos", corrobora Juanjo Lersundi, director técnico de la Federación. De hecho, hasta el año pasado el número de licencias de competición seguía una dinámica al alza. Si en la temporada 2008-09 había un total de 999, en la 2010-11 la cifra llegó a 1.187. No obstante, a partir de entonces comenzó el descenso y en las dos últimas temporadas --no hay cifras oficiales de la actual-- los competidores se han reducido hasta 995, los niveles de hace cinco campañas.

"En benjamines, alevines e infantiles estamos a buen nivel, pero en júnior y absoluto no tenemos todas las licencias que nos gustaría", afirma Lersundi. "Uno de los problemas surge cuando los chicos pasan a la Universidad, porque no encuentran el aliciente para seguir compitiendo en un deporte tan exigente", analiza Kleingries. Pese a este descenso de competidores, los éxitos a nivel internacional de Costa y Belmonte, que han puesto a la natación en el escaparate mediático, han despertado la atención de los ciudadanos.

"Viene gente que no es del mundo de la natación. Dicen: 'Lo veo en la tele y me gusta' y están en la piscina a menudo", explica Josemi Palenzuela, entrenador en el Venecia. La aparición de algún aragonés a nivel nacional sería positiva para aprovechar este efecto, aunque el nivel actual no sea demasiado bueno.

"Estamos por debajo de lo que deberíamos estar, sin que sea un problema de nadie, y lejos de la posición que teníamos hace unos años en la natación española", señala Kleingries, que también ve un claro en el agua.

BUENA CANTERA

"Tenemos que aprovechar la promoción de nadadores júnior y absoluto-joven actual --algunos de los más destacados, los cinco que fueron al Open de Primavera hace unas semanas, aparecen bajo estas líneas--, que tienen bastante nivel, para volver a tener a alguien representándonos en las finales de los Campeonatos de España. Ahora solo hay uno, Carlos Requeno, del Olivar, que ha sido medallista", añade el presidente.

En cualquier caso, la falta de recursos y ayudas públicas penaliza en Aragón a un deporte en el que la Federación no tiene demasiado margen de maniobra, tras el cierre del Parque Deportivo Ebro, cuya piscina era cedida por la DGA a la Federación. "Necesitamos agua para hacer cosas", confirma Kleingries. "Hemos perdido la instalacion donde se realizaban muchas actividades, por lo que no organizamos entrenamientos continuos. Antes hacíamos jornadas de tecnificación todas las semanas, ahora las seguimos haciendo pero más espaciadas y dependiendo de las instalaciones que nos dejan los clubs", relata Lersundi.

La ausencia de una estructura sólida parece evidente, algo que puede corroborar la nadadora aragonesa Ana Alonso, que lleva siete meses en un Centro de Alto Rendimiento. "Siempre te preguntas por qué hay menos nivel en Aragón y llegas aquí y ves que la forma de entrenar es muy diferente", aduce Alonso, una de las principales esperanzas de la piscina aragonesa.