El Club Baloncesto Barbastro es una de las entidades con mayor tradición provincial en el deporte de la canasta. Se creó hace 18 años y el club presidido por Raquel Maresma se encuentra entre las canteras más potentes de Huesca. Su pirámide se estructura en 133 jugadores encuadrados en nueve equipos y la Escuela de Baloncesto Barbastro.

El club nació gracias al impulso de los padres. «Antes el baloncesto estaba centralizado en la Sociedad Mercantil y Artesana. Al principio hubo un crecimiento muy grande. Militamos en la Primera Nacional tres años y eso arrastró bastante gente al pabellón. Se llegaron a contar con 200 jugadores y después hubo un pequeño bajón. En los últimos cinco años se mantiene el número de exponentes», dice Carlos López, el coordinador de la cantera.

López valora con satisfacción el rendimiento de los equipos en la temporada que está a punto de finalizar. «El equipo júnior masculino ha sido líder de la competición provincial y disputará la final a cuatro que se celebra en Barbastro el 13 y 14 de mayo con opciones de llevarse el título». En cuanto a los equipos inferiores, explica que «el cadete masculino ha jugado a un nivel aceptable. El cadete femenino ha estado más flojo. El infantil femenino está haciendo muy buena campaña. El alevín masculino lucha por ser cuarto y el benjamín no tiene clasificación», dice.

Todas las actividades las realizan en el pabellón Ángel Orús de Barbastro. En la localidad oscense hay otro club de básquet. «Es Somon Básquet. Somos independientes, aunque hay buena relación». Pese al fuerte tirón del baloncesto, el deporte rey en Barbastro es el fútbol. «Pero aquí se lleva trabajando muchos años con entrenadores de bastante experiencia a nivel regional. Hay técnicos que han sido ayudantes en la Liga EBA y que han competido en Cataluña», afirma.

La captación se realiza en los colegios Altoaragón y San Vicente de Paúl. «También se trabaja la búsqueda de valores en el campus de fin de temporada para benjamines y prebenjamines. Es una actividad de verano de una semana en el pabellón Ángel Orús». La filosofía de esta cantera está enfocada a «una competición entre nosotros mismos. No primamos el resultado en alevín, sino que queremos que haya una base buena y que trabajen los conceptos para ir aumentando después la táctica individual y colectiva. Es un tópico, pero formamos personas en trabajo, esfuerzo y compañerismo», dice Carlos López.

El CB Barbastro está colocado en un buen lugar en la provincia. «Desgraciadamente es extensa y poco poblada. Hay mucha colaboración con Monzón, Graus, Benasque y Huesca». Con respecto a Zaragoza indica que «en júnior A o el nivel B podemos hacerlo bien. Pero cuando pasan los años tenemos un déficit de partidos en la provincia. Para eso jugamos encuentros amistosos», dice.

La prioridad a medio plazo es «asentar un equipo en cada categoría para dar continuidad a todos los niños. En ciertos años hay chicos que se quedan colgados y hay que buscar fórmulas extrañas para que vayan jugando, como unir chicos de dos clubs. A medida que pasan los años hay menos equipos y hay que intentar que haya competiciones cadetes con más equipos. Por eso los entrenadores lo tienen que hacer bien. Hay que pedir a los equipos de Zaragoza más solidaridad, que se pongan en la piel de los clubs de pueblo, para hacer mejor competiciones sacrificando desplazamientos», afirma López.

Con los padres se realizan unas charlas al principio de temporada. «Son un mal necesario, pero tienen que darle vida a la asociación. Afortunadamente no se meten en aspectos técnicos, porque nadie se piensa que tiene una estrella. Se involucran en la vida del club, sobre todo en categorías inferiores». En septiembre se realizan las jornadas de puertas abiertas. «En septiembre publicitamos entrenamientos abiertos para todas las edades y que la gente conozca el baloncesto en el pabellón Ángel Orús», concluye Carlos López.