En el tercer asalto, en el punto del doble y a la primera oportunidad, Francia tumbó a España sobre la lona azul del estadio Pierre Mauroy. Nicolas Mahut y Julien Benneteau propinaron el KO definitivo al vencer a Feliciano López y Marcel Granollers por 6-0, 6-4 y 7-6 (9-7). Sin Rafael Nadal, los jugadores de Sergi Bruguera recibieron un duro correctivo que no olvidarán a pesar de que el capitán español valoró el juego de los franceses como «estratosférico», aún obnubilado por la lección del doble de Yannick Noah.

España, de todas formas, sin su número 1 en la pista, no tuvo en Lille el carácter para superar las adversidades. La lesión de Pablo Carreño el primer día, la falta de suerte en el partido de Roberto Bautista contra Lucas Pouille pesaron como una losa a un equipo disminuido que, quizás, ya había hecho mucho llegando a las semifinales. Francia había preparado la eliminatoria a conciencia y cuando Nadal dijo que no jugaba se les abrieron las puertas de par en par para volver a Lille el próximo mes de noviembre y disputar la última final tradicional de la Copa Davis si Croacia, que va ganando a Estados Unidos por 2-1, confirma hoy su victoria también en Zadar.

Benneteau y Mahut cumplieron con su trabajo. El doble era el punto en el que más confiaba Yannick Noah antes de conocer la ausencia de Nadal y se pudo comprobar sobre la pista. «Hemos sudado sangre para ganar cada punto. Ha sido el mejor doble de mi vida», decía Bruguera. Pero también es cierto que Feliciano López y Granollers tampoco estaban rodados para enfrentarse a un auténtico doble. Desde el 2012 en Indian Wells no jugaban juntos. Bruguera se había decantado por ellos en lugar de Marc López (esparring en Lille) por las condiciones de la pista, más favorables a los sacadores.

4 PUNTOS EN 18 MINUTOS

El arranque de la pareja francesa fue espectacular. En 18 minutos ganaron la primera manga cediendo solo cuatro puntos. «Me he sentido impotente, ridículo, no veía dónde ganar el punto», admitía Feliciano López. Un recital. Benneteau y Mahut hacían volar la bola a ras de red, directa a las esquinas, sobre las líneas, a los pies de la pareja española, a su cuerpo o a su cara, como el pelotazo que recibió Feliciano López en el ojo izquierdo y que obligó a parar el partido. El español se quejaba de la agresividad francesa pero así es como juega un buen doble.

Benneteau y Mahut disparaban sin miramientos las bolas con contundencia y una seguridad implacable en cada punto que levantaba a los 16.000 espectadores que estaban ayer en Pierre Mauroy, celebrando y anticipando la fiesta francesa que se desboradaría 2 horas y 3 minutos más tarde. Feliciano López y Granollers se apuntaron su primer juego tras 23 minutos. Eso les animó. En el segundo set mantuvieron la igualdad aunque no pudieron recuperar el ‘break’ a Granollers (3-1). En el tercero set lograron su primer ‘break’ (2-0) y mantuvieron la ventaja hasta el 4-1. Un espejismo. Los franceses se recuperaron para forzar el ‘tie break’ que ganaron por 9-7, con un revés cruzado de Benneteau. Mejor protagonista imposible. A sus 36 años fue reclutado por Noah después de anunciar su retirada en el pasado Abierto de EEUU tras la baja de su titular Pierre Hughes Herbert. Mejor final, imposible. Noah cuenta con él para la final.

«Hemos sido un equipo. Ha sido fundamental», valoró el capitán francés, que no descartó haber ganado a España con Nadal. «Si él hubiese venido, a lo mejor ganábamos 3-2». Pero lo cierto es que Nadal no estaba en Lille. España, como semifinalista, estará en el 2019 en la fase final de la nueva Davis de Piqué.